Los dones y las almas gemelas eran moneda corriente en Donumdell. Desde muy pequeños, eso era todo lo que se les inculcaba a sus ciudadanos. Todos y cada uno de ellos sabían que en algún momento de sus vidas, especialmente entre los doce y los veinticinco años, recibirían ambas marcas en su muñeca.
Una, en tonos negros, denotaría el tipo de don que les había sido asignado al nacer. Y la segunda, en tonos claros, dictaría que quien fuera que compartiera esa misma marca estaba destinado a ser su alma gemela y con quien pasarían el resto de su vida.
Pero, ¿qué sucede cuando alguien no recibe algún tipo de marca? ¿Cómo reacciona una sociedad regida y jerarquizada por dichas marcas ante la presencia de alguien así? Sobre todo cuando se trata de la hija de una importante familia dentro de la comunidad, quien está a punto de llegar al límite de edad y quien todavía no muestra señales de que aquellas marcas aparezcan.