CAPITULO 10

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D oblando a la derecha al llegar a la avenida principal, finalmente dieron con la ubicación a la que se dirigían. Las cálidas luces del restaurante brillando a través de las ventanas reflejándose en la acera mojada justo frente a ellos. El olor a deliciosa comida haciéndose cada vez más irresistible a medida que se acercaban a este.

La pareja pronta a casarse necesitaba realizar una degustación final con su proveedor de catering y habían decidido invitar a su grupo de amigos a la misma. De ese modo podrían obtener la opinión de varias personas más sobre el asunto.

Siendo el primero en llegar a la puerta, Ben entró y la sostuvo abierta para el resto del grupo. El olor a salsa marinara llenando rapidamente las fosas nasales de todos a medida que iban ingresando. Sus bocas salivando con anticipación.

De pie junto a la puerta, los ojos de Ameria se encontraron con los de Ben mientras cruzaba sus brazos sobre el pecho esperando su siguiente movimiento. Tenía presente lo que él solía hacer cada vez que tenia oportunidad y, cansada de ello, decidió esperar pacientemente a que él cerrara la puerta en su cara. Pero esta vez no lo hizo. En lugar de ello, se paró delante de la puerta indicándole que podía entrar. Y asi lo hizo. Con cautela; murmurando un suave "gracias" mientras pasaba junto a él.

"¡Benny Boy!" Exclamó su hermana con alegría. Rodeando el mostrador después de saludar a todos los demás, y acercándose a él con brazos abiertos.

“Tae…” Dijo Ben, gruñendo por el apodo pero devolviendo el abrazo de todos modos.

"¡Ameria!" Taena volvió a gritar. Esta vez corriendo hacia ella y envolviendo sus brazos alrededor de la joven de cabello oscuro.

"¡Hola!" Ameria saludó, aceptando gustosamente el fuerte abrazo de la Vaughn a la que realmente le agradaba.

"Te ves terrible." Le comentó, dando un paso atrás y mirándola bien.

"¡Gracias!" Ameria respondió con sarcasmo. "Muy amable de tu parte el señalarlo."

"No hay problema." Rió la más joven envolviendo sus brazos alrededor de Ameria una vez más. "Es bueno verte."

"También a ti." Le sonrió.

Taena solo tenía nueve años cuando se conocieron. Tenía un poco más de la mitad de su edad, pero a menudo se reunía con ellos. Ben era quien normalmente cuidaba de ella mientras su padre trabajaba y en consecuencia la llevaba con él a todos lados. Habían perdido a su madre cuando Taena era apenas una bebé y Ben se había convertido en mucho más que un hermano para ella a partir de entonces.

Si le preguntaras a Taena, seguramente te diría que no tiene favoritos dentro del grupo de amigos de su hermano. Sin embargo, Ameria siempre ocupó un lugar especial en su corazón. Incluso a una edad temprana, Taena había llegado a verla como una figura maternal. Quizá fuera porque Ameria siempre solia recibirla sin queja alguna sobre lo inconveniente que podría llegar a ser tener que pasar tiempo con alguien de su edad. O tal vez fuera porque sólo ella escuchaba atentamente lo que fuese que tuviera para decir mientras los demás la ignoraban por ser “solo una niña”. Incluso cuando ellos estaban en lo correcto, y lo que sea que la mas joven de los Vaughn dijera no tuviese sentido, Ameria siempre prestaba atención. Pues sabía cómo se sentía el ser ignorada por aquellas personas a las que uno más admiraba y quería que Taena supiera que en ella siempre tendría a alguien que la escuchara.

Ameria rápidamente se había convertido en alguien a quien solía acudir en busca de consejos y que siempre la apoyaba; incluso si eso significaba ir en contra de Ben, y a Taena le encantaba. La amaba como a una hermana.

“Entonces, ¿cómo está mi pareja favorita?” Preguntó Taena girándose hacia los mismos. "Vengan, tomen asiento." Les dijo a todos, guiándolos hacia el mostrador. "Preparé algunas cosas deliciosas para que prueben." Dijo entrando a la cocina y regresando con una gran campana plateada.

“Espero que alcance sus expectativas…” Dijo colocándola frente a la pareja y levantando la tapa. Todos los ojos poniéndose entonces en ella, mientras esperaban expectantes poder ver qué se escondía dentro de aquella campana.

Suspiros, risas y aplausos de felicidad fueron algunas de las reacciones obtenidas de parte de los siete jueces. Una pizza realizada en horno de leña absolutamente impresionante esperaba pronto ser devorada. El plato favorito de la multitud pronto se reduciría a poco más que simples migajas.

"¡Sí!" Gritó Jax con emoción. Su ansiosa mano rápidamente yendo por una porción. Misión que hubiese resultado exitosa de no ser por Taena apartando de un golpe.

“La novia y el novio primero.” Le regañó, y Rowan lo miró con victoria en los ojos mientras agarraba su porción.

“Tú serás el primero cuando te cases.” Le dijo  y él puso sus ojos en blanco.

Una vez que la pareja que estaba a punto de casarse probó sus porciones, Taena movió la tabla de cortar a través del mostrador y ofreció un poco al resto del grupo. Las humeantes pizzas al estilo napolitano llenando sus paladares del más rico de los sabores. Ni una sola palabra siendo pronunciada mientras se llenaban la boca con ellas.

La pizza como menú tenía mucho sentido para ellos. No solo era su plato favorito, sino que también era lo que Eroan había cocinado para Rowan en su primera cita. Por supuesto, la suya no había estado ni cerca de lo rica que estaba la que Taena había preparado. Teniendo en cuenta que la había olvidado en el horno y el resultado había sido un rigido disco negro. Incomible sí, pero sin duda la historia favorita de Rowan para contar en reuniones.

Un par de semanas antes de su cita, Eroan había investigado cuál era el plato favorito de Rowan. Y al enterarse de que era pizza, habia decidido intentar hacer una desde cero. Tal vez el que la pizza resultara quemada había sido algo bueno y que los salvó de una intoxicación severa, después de todo, aquel Eroan de sólo dieciséis años no era el cocinero más talentoso del pueblo.

‘¿Les he contado alguna vez la historia de mi primera cita con Eroan?’, Rowan solía iniciar la conversación de la nada. Y sus amigos aún poniendo los ojos en blanco dejaban que les contara la historia por millonésima vez. Le encantaba contarla y a ellos nunca les importaba escucharla una vez más, era la perfecta oportunidad para molestar a Eroan.

"¿Qué opinan?" Preguntó Taena expectante. “Solo utilizamos masa recién preparada, casera y dejada descansar durante al menos 24 horas; además de ingredientes auténticos y de calidad excepcional para prepararlas.”

"Una palabra: Delicioso." Eroan respondió. Su boca llena de masa.

"Me encanta. ¡Es perfecto!" Rowan le dijo a Taena, limpiándose las manos.

“¡Oh, estoy feliz de que les haya gustado!” Les dijo ella. "Este es pepperoni." Dijo sacando una segunda pizza del horno y cortándola rápidamente. “¿Han pensado en otros sabores que les gustaría agregar al menú? Tal vez podríamos probar algunos de ellos…”

“Champiñones y jamón!” Gritó Jax antes que nadie, inclinándose sobre el mostrador para robar un poco de pepperoni.

"Bien." Dijo Taena mirando a la pareja, esperando su aprobación.

“¿Pollo Piri Piri?” Eroan dijo mirando a su prometida. Era uno de los favoritos de Rowan. Ella asintió felizmente.

"Seguro." Taena dijo escribiendo todo.

"¿Podrías hacer algunas opciones vegetarianas?" Preguntó Steve, recordando a todos que Clover era vegetariana.

"Ay, qué considerado." Dijo ella, mirándolo por un segundo antes de volver a concentrarse en Ben.

"Sí. Podemos usar queso vegano y bases sin gluten, y nuestra masa es también vegana para que nadie pase hambre.”

"Margarita." Ameria y Ben comentaron al unísono. Rostros girando hacia el otro como reflejo. "Copión." y "Copiona." murmuraron al mismo tiempo. Taena los miró con una ceja elevada.

“Pesto.” Dijo Clover de repente. “Te gusta ese, ¿no es así B?”

"Supongo." Respondió él. "Lo probé una vez, no estaba mal." Dijo encogiendose de hombros y su hermana tuvo que mirar hacia abajo y concentrarse en escribir para evitar que una risita saliera de su boca.

“Esas son algunas realmente buenas opciones.” Taena comentó. “También podemos agregar algunas ensaladas y antipasti para acompañar sus pizzas.”

"Eso sería increíble."

“Y proporcionamos platos y servilletas de papel biodegradables. Así como también cajas para las sobras que tus invitados pueden llevarse a casa como pizzas para llevar.”

"¡Ustedes son el paquete completo!" Dijo Rowan riendo entre dientes, orgullosa del menú que habían elegido.

“Es nuestro don.” Sonrió Taena.

Las palabras picando a Ameria como mil agujas. Haciendo su sonrisa vacilar un poco, pero rápidamente haciendo un esfuerzo logró recuperarla. Por mucho que trataba de ser feliz por todos los demás, de tanto en tanto la realidad se apoderaba de ella. Al parecer nadie lo había notado, y así lo prefería. Entonces, sonreía. A través de la incertidumbre; a través del dolor. A través del miedo a lo desconocido y la tristeza. Su sonrisa era su mejor disfraz.

“Chicos, ¿pepperoni?” Taena ofreció colocando la tabla de cortar frente a ellos.

"Claro, me encan-" Dijo Ameria, pero dejó de hablar cuando le robaron el último trozo. Con un grito ahogado de sorpresa, se volvió hacia Ben entrecerrando los ojos.

“Ameria, ¿recuerdas como se llamaba aquella ensalada que comimos esa otra vez?” Rowan le preguntó atrayendo su atención a su conversación con Taena.

Usando la distracción, Ben tomó uno de los cuchillos de la mesa y usándolo, cortó la rebanada en dos. Tomando una de las mitades, la colocó con cuidado en el plato de papel de Ameria. Cuando esta se dio la vuelta, sus ojos se abrieron con sorpresa al ver la fina rebanada de pizza en su plato. Una pequeña sonrisa tirando de sus labios al vio la otra mitad todavía en el plato de Ben.

"¿Pasa algo contigo?" Preguntó Ameria colocando el dorso de su mano sobre la frente de Ben, comprobando su temperatura. “He notado que no me has insultado en mucho tiempo. ¿Y ahora esto? ¿Qué está pasando?"

"Nada." Le dijo él. “Noté que también querías un poco de pizza y pensé que quizá podíamos compartir la última rebanada.” Explicó, pero Ameria lo miró sin realmente creerle. “Jax podría potencialmente matarme por comerme la última porción; de este modo compartiremos la culpa. Además, Tae más que definitivamente me mataría si me viera tratándote mal.” Aclaró inclinándose más cerca de ella para que nadie más pudiera escuchar. Su nariz aprovechando la oportunidad para inhalar un atisbo de su delicioso aroma. "Parece que le agradas por alguna razón."

"Ahora sí tiene sentido." Asintió con la cabeza. "Tal vez debería invitar a Taena más a menudo." Comentó. "¿Crees que ella estaría feliz de saber que me diste la mitad más pequeña?"

"No te aproveches, Iarvaris."

"Tenía que intentarlo."

La degustación fue tan bien que se sintió como una noche de fiesta con amigos. Acogedor. Y eso era exactamente lo que Rowan y Eroan querían para su boda. Buena comida; alegres risas; fácil conversación y la reminiscencia de viejos recuerdos mientras se creaban nuevos.

Una suave llovizna caía del cielo cuando finalmente salieron del restaurante. Ni una sola alma en la calle a esa hora de la noche. Taena apagó las luces, cerró las puertas y los ocho caminaron juntos de regreso al edificio principal. El sonido de sus pasos, lo único resonando en aquellas calles vacías.

Rowan, Eroan y Taena abrían el camino. Hablando animadamente luego de que Rowan le preguntara a Taena sobre Devon, su alma gemela. Su mano sujetando con fuerza la de Eroan.

Detrás de ellos iban Steve, Clover y Ben. La temperatura, entonces más baja que para la que estaban vestidos, haciendo estremecer a Clover. Aprovechando la oportunidad, tomó firmemente el brazo de Ben y con confianza se acurrucó contra él en busca de algo de calor.

En la última fila, un Jax relativamente borracho colgaba su brazo perezosamente alrededor de Ameria. Apoyandose cómodamente en ella mientras observaba divertido la escena ante sus ojos.

Girando la cabeza hacia un lado, Ben intentó discretamente volver su vista hacia atrás. Para ver la mirada en el rostro de Ameria. Para tratar de descifrar cómo había reaccionado ante las acciones de Clover. Pero con la perspectiva equivocada, lo que Ameria vio fue a él presionando un beso en la frente de Clover y con cansancio apoyó la cabeza en el hombro de Jax. Una pequeña nube de vapor saliendo de su boca al suspirar. Todo lo que Ben vio fue a ella descansando contra su mejor amigo. Y el mismo peso que se sentó en la boca del estómago de Ameria, se sentó en la boca del suyo deseando poder intercambiar lugares con Jax.

***

Las flechas volaban, zumbando por el aire cual mosquitos. Una tras otra. Y, sin embargo, ni una sola había dado en el blanco. No la parte coloreada al menos. La arquería estaba demostrando ser más complicada de lo que Ameria recordaba; Pero era una de las actividades favoritas de los Ancianos, y estaba segura de que sería una de las elegidas para el juicio. Las tribus Donumdellian y élficas eran cercanas, y el tiro con arco era una de las pocas habilidades que habían adoptado de ellos.

"¿Qué estás haciendo?" Preguntó Ben apoyado sobre el marco de la puerta. Sonriendo ante lo terriblemente mal que Ameria lo estaba haciendo.

"Es bastante audaz de tu parte asumir que tendría una respuesta a esa pregunta." Respondió ella inclinándose para recoger las flechas por décima vez. "No recuerdo la última vez que practiqué algo de arquería."

"Debe haber sido hace años." Comentó él entrando en el área de tiro y ayudándole a recogerlas.

"¿Qué estás haciendo aquí?" Preguntó tomando las flechas de su mano. "Pensé que te rendirías después del incidente de la otra noche."

"Jamás me rindo." Dijo él haciendo que Ameria rodara los ojos.

Caminando hacia la línea de tiro, se puso una vez más en posición. Sosteniendo el arco con una mano, Ameria alcanzó una de las flechas guardadas en su carcaj con la otra. Sacándola, la ubicó en su lugar.

Sintiendo la mirada de Ben sobre su espalda, nerviosamente tiró de la cuerda del arco. Las extremidades recurvadas doblándose hacia atrás. Contando lentamente en voz baja, soltó la cuerda. Aquellas extremidades saltando por inercia hacia adelante, liberando su energía e impulsando la flecha.

"Creo que estás sosteniendo mal la flecha." Le dijo acercándose unos pasos.

"Creo que no te pregunté." Respondió ella tratando de concentrarse en lo que se suponía que debía hacer. Ben respiró profundo antes de acercarse por completo a ella.

"Tienes que poner tu ma-" Dijo tratando de alcanzar su mano antes de que ella la apartara.

"Yo puedo." Aseguró, girando la cabeza para mirarlo. El arco sostenido lo más lejos posible de su alcance. Ben inclinó la cabeza, sus ojos fijos en los de ella mientras inhalaba profundamente una vez más. "Está bien." Aceptó rodando los ojos y volviendo a colocar el arco y la flecha en su posición inicial.

Con extrema delicadeza, Ben se paró justo detrás de ella. El simple gesto haciendo que el corazón de Ameria dé un vuelco. "¿Realmente necesitas estar tan cerca para mostrarme cómo hacerlo?" Le preguntó alejando el arco de su alcance una vez más, sintiendo como su ritmo cardíaco comenzaba a aumentar. Ben simplemente la miró de nuevo, con los brazos abiertos como si le preguntara si hablaba en serio. "Está bien." Suspiró ella permitiéndole acercarse tanto como necesitara.

Con ambas manos colocadas sobre cada una de las de ella, la guió en cada movimiento. Su firme pecho presionado contra su espalda; y su suave aliento acariciando la piel sensible de su cuello mientras le indicaba lentamente qué hacer.

"Bien, ahora quiero que respires profundamente." Le dijo haciéndolo él mismo. Aprovechando descaradamente la oportunidad para inhalar su dulce aroma floral. Permitiéndose dejar llevar por el momento por un instante. “Ahora deja que el aire salga lentamente por la boca mientras te enfocas en el objetivo y luego, cuando estes lista, suelta la flecha.” Le susurró. El sonido tranquilo de su voz logrando que los vellos de su nuca se erizaran.

"¡Eso es!" La felicitó cuando su flecha al fin alcanzó el punto central del blanco. Ameria sonrió orgullosa de su más reciente logro, girando su rostro para mirar a Ben.
Encontrandolo ya con su mirada puesta en ella con el mismo orgullo, pero fallando en considerar la proximidad en la que se encontrarían sus rostros.

Sus sonrisas se fueron desvaneciendo lentamente a medida que sus latidos cardíacos se aceleraban. Ambas respiraciones volviéndose erráticas, mientras sus ojos vagaban por el rostro del otro. Ameria fue la primera en romper la burbuja, alejandose rápidamente antes de que pudiese hacer algo de lo que luego se arrepintiera; tratando de recuperar el control sobre su cuerpo. Las manos de Ben se alejaron también con velocidad de su cuerpo tratando de crear algo de espacio propio.

"Yo- uhm... Creo que-" Tragó saliva, luchando por lograr que las palabras salieran de su boca. "Creo que eso es suficiente por hoy." Dijo, su voz un poco más aguda de lo que le hubiese gustado.

"¡Sí!" Ben estuvo de acuerdo, un poco demasiado rápido, y tal vez un poco demasiado alto también. "Sí, estoy de acuerdo." Agregó, tratando de sonar más sereno. Y, sin embargo, todo lo que quería hacer era morderse la lengua. Porque lo que menos quería era cortar su tiempo a solas con ella. Pero sabía que probablemente eso sería lo mejor.

Con la ayuda de Ben, Ameria volvió a poner todo en su lugar. Dejando todo listo para la mañana siguiente antes de cerrar el campo de tiro. No sabía cuántas horas faltaban para el amanecer y tampoco se atrevía a mirar el reloj.

"Gracias por venir." Dijo ella mientras caminaban hacia sus habitaciones. "No era necesario."

"Dije que lo haría." Le dijo él. "Soy un hombre de palabra."

“Lo sé, pero era un poco tarde. Habría entendido si no lo hubieras hecho."

"Me alegra haberlo hecho." Dijo Ben. "Porque no lo estabas haciendo muy bien que digamos..." Le señaló. "Parecías necesitar algo de ayuda." Comentó y se ganó una mirada mortal de parte de Ameria.

"Me estaba yendo bastante bien." Dijo ella en su defensa.

"¿Es realmente tan difícil para ti admitir que soy inteligente?" Preguntó Ben. Una sonrisa curiosa en su rostro.

"¡Sí!" Admitió Ameria. "Porque, verás, no sé si eres tan inteligente." Le dijo. Ben detuvo su paso y se giró para verla con una mirada falsamente ofendida en su rostro. “Tus habilidades motrices están mucho más entrenadas que las mías -eso es seguro- pero eso no significa que seas más inteligent-...oso.” Explicó con una sonrisa. Jugando con su última palabra. "¿Qué?" Preguntó. De repente sintiéndose nerviosa al verlo mirarla con una sonrisa ladeada.

"Me gusta cuando hablas inteligentemente." Le confesó.

"Bueno, a veces, ser una completa nerd resulta útil." Respondió ella ignorando por completo su comentario coqueto y reanudando su caminata. “Especialmente cuando usas palabras para salir de situaciones incómodas.” Murmuró.

Deteniéndose delante de las puertas de sus respectivas habitaciones, ambos voltearon para mirarse el uno al otro una vez más. Una pequeña sonrisa dibujandose de sus labios al darse cuenta de que ambos habían pensado lo mismo.

"Buenas noches, Ben." Dijo Ameria abriendo su puerta.

"Buenas noches, Ameria." Dijo él imitando sus movimientos.


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