Los guardias de figuritas entraron al cuarto, y con toda la seriedad del mundo, el cuadradito comenzó a hablar.
—"Felicitaciones por haber ganado el segundo juego. Aquí están los resultados."
De repente, la alcancía de cerdito descendió del techo. Observamos cómo el dinero caía dentro, resonando con las paredes de la alcancía y brillando como lo que era... un premio. El cuadradito continuó:
—"En el juego anterior fueron eliminados 110 jugadores. El premio acumulado ahora es de 20.1 billones de wones. Como quedan 255 jugadores con vida, cada persona recibirá 78,823,530 wones."
Las quejas no tardaron en llegar. Algunos comenzaron a murmurar, expresando su descontento.
—"¡Esto sigue siendo muy poco! ¡Cuéntenlos bien! Murió mucha gente, y deberían de matar a más." decían, mostrando una faceta sádica que me sorprendió, porque momentos antes luchaban por sus vidas en el juego.
El cuadrado, sin inmutarse, volvió a hablar.
—"Entendemos su decepción y siempre estarán abiertas las puertas a nuevas oportunidades. Ahora se tomará la votación para ver si los juegos continúan o no. Decidirán si los juegos se acaban ahora mismo o podrán jugar de nuevo por un premio mucho más grande. Es decisión de ustedes."
El ambiente se tornó tenso. La idea de continuar los juegos, a pesar de los riesgos, parecía atraer a algunos, mientras que otros estaban claramente aterrados por la posibilidad de seguir. Miré a mi alrededor, tratando de leer las expresiones de los demás. Algunos parecían ansiosos, otros resignados.
—"¿Qué piensan hacer?" pregunté, dirigiéndome a Dae-Ho y al resto del grupo, sintiendo que este momento podría definir nuestro futuro.
La incertidumbre se cernía sobre nosotros, y sabía que la decisión que tomaríamos cambiaría todo.
No pasó mucho tiempo para que la votación acabara. De nuevo, ganaron los que estaban a favor del juego. Aquellos de nosotros que estábamos en contra no podíamos hacer más que esperar salir vivos de allí. Me di cuenta de que esta vez, Jung-Bae votó a favor. Todos estábamos destrozados, especialmente Jun-Hee y Dae-Ho. Nos resignamos a volver a nuestras camas y sufrir en silencio.
Fue en ese momento que Dae-Ho se acercó a mí con una expresión de preocupación.
—"Oye, Celes... ¿te puedo decir así, verdad?" preguntó con una sonrisa suave.
—"Sí, no hay problema. Dime como te guste." le respondí, tratando de ofrecerle una sonrisa a pesar de la tristeza que sentía en mi interior.
—"Yo también me decepcioné. Quería salir de aquí... pero no podemos hacer nada más que sobrevivir y esperar a la siguiente votación." dijo, su voz llena de empatía.
—"Sí..." murmuré.
—"Oye, no estés triste. No me gusta esa expresión en tu cara bonita. Vamos, saldremos de esta, y cuando lo hagamos, me vas a llevar a probar comida de tu país, ¿no?" propuso, tratando de animarme.
Solté una risita mientras Dae-Ho me agarraba los cachetes, haciéndome voltear a verlo. No pude evitar sonrojarme ante lo sucedido. Su intento de hacerme sentir mejor me hicieron olvidar, aunque fuera por un momento, la gravedad de nuestra situación.
—"Claro, te encantará que querrás que te la haga diario." respondí, sintiendo que, a pesar de todo, había un pequeño rayo de esperanza en medio de la oscuridad.
Dae-Ho sonrió, y aunque el futuro seguía siendo incierto, su presencia me brindaba un poco de consuelo en ese lugar aterrador.
Dae-Ho's POV:
No sé cómo explicarlo, pero esta chica me provoca algo que nunca había sentido antes. Su risa, suave y cálida resuena en mi cabeza como una canción que no puedo olvidar. Hay algo en sus ojos, una mezcla de vulnerabilidad y tristeza, que me atrae de una manera inexplicable. Cada vez que sonríe, el sol siente envidia porque hay algo más brillante que él.
Me fascina la forma en que su cabello cae sobre su rostro, enmarcando sus rasgos únicos. La manera en que se mueve, con una gracia que parece natural, me hace querer conocer cada parte de ella. Me gustaría poder protegerla, hacer que se sienta segura, y quizás, solo quizás, encontrar un momento de felicidad en este lugar.. junto a ella.
—"Celes... y cuéntame, ¿Qué hacías antes de entrar a este lugar? ¿Por qué viniste a Corea?" Suspiré antes de preguntarle algo un poco más personal. "¿Vivías con alguna pareja o con familia?" cuestioné, intentando descubrir si había alguien en su vida.
—"Pues... siempre quise vivir en Corea. Ahorré y aprendí el idioma, y finalmente me compré un departamento. Aunque pequeño, es acogedor y me gusta. Y no... vivo sola, no tengo pareja, y mucho menos familia en Corea." respondió.
—"Me alegra que te hayas esforzado para conseguir vivir aquí. Eres una chica increíble en muchos aspectos. Pero entonces... ¿por qué estás aquí?" le pregunté, sintiendo que había algo más detrás.
—"Bueno... me discriminan por ser extranjera y por mi color de piel. Ser morena en Corea es objeto de burlas o fotografías sin permiso, ¿sabes? No duraba en mis trabajos por falta de gente o por... pues, la discriminación, y por esa misma falta de trabajo me empecé a endeudar poco a poco." confesó, su mirada reflejando el dolor de esas experiencias.
La tristeza en su voz, me dolía verla así. No podía imaginar lo difícil que había sido para ella enfrentar esos obstáculos. La admiración que sentía por su valentía creció aún más. A pesar de todo, había luchado por sus sueños y había encontrado un lugar al que llamar hogar, aunque ahora se encontrara atrapada en esta pesadilla. Le tome la mano y se la aprete ligeramente en forma de apoyo, me ruborice ligeramente y note que ella también.
—"Eso es terrible. No debería ser así. Eres fuerte por haber enfrentado todo eso." le dije, tratando de ofrecerle un poco de consuelo.
Ella sonrió débilmente, pero en sus ojos aún había una chispa. Me di cuenta de que, a pesar de las dificultades, había algo especial en ella que la hacía brillar, incluso en los momentos más oscuros.
Celeste's POV:
Después de un rato, nos dieron de comer. Estábamos todos sentados juntos, excepto por Jung-Bae. Él se encontraba a unos metros, negándose a dirigirnos la mirada, ya que había presionado la O y sentía que nos había traicionado. Dae-Ho, al notar esto, comenzó a gritarle para que se uniera a nosotros, pero Jung-Bae lo ignoraba. Sin poder soportar más la situación, Dae-Ho se levantó de su lugar y se dirigió hacia él.
—"Hombre, vamos, no vas a estar ahí siempre." le dijo con firmeza.
—"Estoy bien aquí." respondió Jung-Bae, con su mirada llena de culpa, como cuando un perrito esconde su cola entre sus patas.
—"Dale, vámonos ya." insistió Dae-Ho, arrastrándolo a la fuerza hacia donde estábamos sentados.
—"Allá estaba bien." protestó Jung-Bae, con un tono molesto pero avergonzado.
—"Si fuera así, te hubieras sentado más lejos. Me molesta verte ahí, sentado todo patético sin querer hablarnos." replicó Dae-Ho, sin ocultar su frustración.
Todos evitamos mirarlo; yo comía mi pan en silencio, tratando de ignorar su presencia.
—"Oigan, chicos, lo lamento. Jun-Hee, Young-Il, Celeste, Gi-Hun... lo lamento. Pedí prestado más dinero del que podía pagar, y mis acreedores están molestando a mi ex-esposa y a mi hija. Si juego un solo juego más, lograré pagar todo lo que debo. Espero que me entiendan..." Jung-Bae fue interrumpido.
—"Jung-Bae, no sé los demás, pero tú no debiste hacerlo. No olvides lo que significa tu nombre." dijo Young-Il, con un tono serio. "Pero bueno, con los resultados, de todos modos hubiéramos perdido."
—"¿Ven? No es totalmente mi culpa." replicó Jung-Bae, buscando apoyo.
—"Sí, bueno... te entiendo. La cantidad no es mucha y también dudé si jugaba otro más," respondió Dae-Ho, tratando de calmar la situación.
—"¿De verdad?" preguntó Jung-Bae, abrazándolo en busca de consuelo.
—"Sí, sí. Pero ya suéltame." dijo Dae-Ho, empujándolo suavemente lejos de él.
Jung-Bae se sentó y continuó intentando excusarse una y otra vez, pero Gi-Hun mostraba visiblemente su molestia. Dae-Ho se sentó a mi lado y nos miramos, como preguntándonos con la mirada: "¿Qué haremos con él?"
Young-Il se acercó a Jun-Hee y le dio su cartón de leche, recordándole que la necesitaba para su bebé.
—"Toma mi pan." dijo Jung-Bae, con un tono de autocompasión. "Un traidor como yo no se lo merece."
Fue entonces cuando Dae-Ho y yo dijimos al mismo tiempo.
—"¿Entonces nos das tu cartón de leche también?"
Jung-Bae nos miró con seriedad, y de inmediato Dae-Ho y yo soltamos una carcajada, reforzando el vínculo que estábamos formando.
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La noche se acercaba y Gi-Hun nos dio la orden de mover las camas para crear una barrera, ya que en cualquier momento podríamos ser atacados por otros jugadores, buscando aumentar el premio. Con esfuerzo, pusimos los colchones debajo de las literas, creando un pequeño espacio para que nadie nos viera al dormir. Las luces no tardaron en apagarse, sumiéndonos en la oscuridad. También nos dijo que tendríamos que hacer guardias por intervalos, en caso de que alguien atacara.
Yo me ofrecí para hacer la cuarta guardia de la noche. Me encontraba dormida cuando sentí una mano tocando mi hombro. Al abrir los ojos, vi que era Jung-Bae.
—"Celeste, despierta. Te toca el turno." dijo Jung-Bae, con un notable sueño en su voz.
Me levanté, sintiendo la pesadez de mis párpados, y le cedí mi cama mientras me frotaba los ojos para despertarme de una vez por todas. En ese momento, noté que detrás de mí también se levantó Dae-Ho. Me senté en una orilla donde podía ver todo el cuarto y Dae-Ho no tardó en sentarse a mi lado, haciéndome compañía.
—"Dae-Ho, vuelve a la cama. No te toca la guardia todavía." le dije, tratando de que se acomodara de nuevo.
—"No puedo dormir. Mejor decidí acompañarte." respondió, cruzando los brazos y mirándome con preocupación y un ligero cansancio en sus ojos.
—"Bueno, estoy aliviada de no estar sola, por lo menos." admití, sintiendo un poco de consuelo en su presencia.
—"Oye, te noto triste. ¿Pasó algo?" preguntó Dae-Ho, su tono ahora más serio.
Me quedé en silencio por un momento, pensando si debía abrirme a él. La verdad era que la situación nos pesaba a todos, y aunque intentaba ser fuerte, la incertidumbre me estaba afectando.
—"Es solo que.. me siento muy sola. Estar aquí me abruma y siento que no aguanto más. Quiero salir de aquí como sea." Confesé, sintiendo que las palabras salían de mi corazón.
Dae-Ho me miró con empatía, como si pudiera sentir el peso de mi angustia.
—"Entiendo lo que sientes. A veces, esta situación parece interminable. Pero no estás sola. Todos estamos en esto juntos, y más aparte, me tienes a mí. Siempre cuenta conmigo." dijo, tratando de calmarme.
—"Lo sé, pero es difícil mantener la esperanza cuando cada día es una lucha por salir con vida de este asqueroso lugar. A veces me pregunto si realmente hay una salida, y lo peor es que llevamos dos días aquí." respondí, sintiendo las lágrimas asomarse a mis ojos.
—"No podemos rendirnos. Hay personas que dependen de nosotros, y debemos luchar por ellas y por nosotros mismos. Cada día que pasamos aquí, también significa un día más cerca de salir." insistió Dae-Ho, su voz firme pero suave, reconfortándome.
—"Tienes razón. Solo necesito recordar eso." dije, secándome las lágrimas. "A veces me siento tan atrapada que olvido que aún tenemos la oportunidad de cambiar las cosas."
—"Exacto. No llenes tus ojitos de lagrimas. Tapan ese color tan bonito que tienen." Mis ojos eran cafés sin nada especial, el color más común.. pero por alguna razón.. escuchar a Dae-Ho me hacía sentir especial. Me limpio mis lagrimas con su chaqueta y me dio un pequeño abrazo cálido.
—"Gracias por estar aquí, Dae-Ho. Realmente aprecio tu apoyo." le dije, sintiéndome un poco más aliviada.
—"Siempre estaré aquí para ti, Celes. Nunca lo olvides." respondió con una sonrisa, aligerando la carga que estaba sintiendo.
Ambos permanecimos en silencio por un rato, contemplando la oscuridad que nos rodeaba, hasta que finalmente decidí hablar.
—"Oye... y si sales de aquí, ¿Qué harás?" le pregunté a Dae-Ho, curiosa sobre sus sueños y planes.
—"Pues primero que nada, pagaría mis deudas. No son muchas y no es tanto dinero, pero sin duda haría eso primero," respondió, con un tono de sinceridad en su voz. "Y segundo... creo que invitaría a una chica que conocí a salir."
—"¿Una chica? Cuéntame más." dije, ocultando mi tristeza nuevamente. Su respuesta me dolió, y se me hizo estúpido pensar eso, un chico que apenas conozco me pone celosa. Al parecer, le gustaba alguien. ¿La conoció aquí o será alguna amiga de su infancia?
Dae-Ho sonrió, su expresión iluminándose.
—"La conocí aquí en los juegos. Se me ha hecho la niña más linda que he visto. Desde el primer momento en que le hablé, sentí la química entre nosotros. Quiero perder el miedo y pedirle una oportunidad, pero me da miedo que alguno de los dos no salga con vida." explicó, su mirada perdida en pensamientos.
Mis sentimientos se agolpaban en mi pecho. ¿Seria yo u otra?
—"Ojalá ella sienta lo mismo. En serio, eres un chico increíble y no entiendo cómo no te haría caso." respondí, tratando de ser sincera. Aunque una parte de mí se sentía herida, otra se sentía esperanzada.
—"¿Tú crees? Pues eso haré, la invitaré cuando salgamos de aquí... y me aseguraré de protegerla." dijo con determinación.
Tomé un momento para ahogar mi dolor. ¿Sería Jun-Hee? Esa pregunta me resonaba una y otra vez en la cabeza como un eco interminable. Por supuesto, somos las únicas chicas con las que habla. Y si me lo está contando a mí... seguro es ella. Aunque no lo juzgo. Jun-Hee es preciosa, y estoy segura de que Dae-Ho sería un buen padre para su bebé.
—"Eso suena como un gran plan." dije, forzando una sonrisa. "Ella sería afortunada de tenerte."
Dae-Ho asintió, pero noté que su expresión se tornaba un poco más seria.
—"Es solo que... no quiero que esto afecte nuestra amistad. Lo último que quiero es que las cosas se compliquen entre nosotros." admitió, mirándome a los ojos.
—"Entiendo. Pero si realmente sientes algo por ella, vale la pena arriesgarse. La vida es corta, y no podemos quedarnos atrapados en lo que podría ser." le respondí, sintiendo solo tristeza.
—"Tienes razón. Quizás después de todo esto, podamos todos tener una segunda oportunidad." dijo Dae-Ho.
Nuestra guardia había terminado. Él se acostó y se despidió de mí, me despedí devuelta con una sonrisa que apenas podía sostener. El dolor llenaba mi pecho con amargura, y no pude evitar sentir que el vacío se hacía más profundo. Desperté como pude a Young-Il para que iniciara su guardia, aguantándome las lágrimas, y me acosté llorando silenciosamente, buscando consuelo en la oscuridad.
Las horas pasaron lentamente, y la noche se convirtió en un mar de pensamientos confusos y dolorosos. Finalmente, la música molesta que sonaba cada mañana me despertó, recordándome que seguía atrapada allí y que, así mismo, la pesadilla todavía no acababa.
Me levanté lentamente, sintiendo el peso de la desesperanza sobre mis hombros. Miré a mi alrededor, viendo a los demás aún despertándose, ajenos a mi tormento interno. ¿Cómo podía seguir adelante? La idea de que Dae-Ho pudiera encontrar felicidad con Jun-Hee me llenaba de celos y tristeza, pero no había nada que pudiera hacer. Y no ayudo el hecho de que la ayudara a levantarse y se notara al pendiente de su estado.
Decidí que no podía quedarme así. Tenía que encontrar una forma de sobrellevar esta situación. Me levanté de la cama y traté de despejar mi mente, enfocándome en lo que podía controlar.
—"Hoy es un nuevo día." me dije en voz baja, intentando convencerme de que aún había esperanza.
Mientras me preparaba para enfrentar lo que fuera que el día trajera, recordé las palabras de Dae-Ho sobre arriesgarse por lo que uno quiere. Quizás eso era lo que necesitaba hacer. No solo por él o por Jun-Hee, sino por mí misma.
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