⊰𝟏𝟎⊱ (+𝟏𝟖)

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Dae-Ho se encontraba en el sillón acariciando a mi gata, un gesto que siempre me hacía sonreír. Después de un tiempo de relación, finalmente dimos el paso y decidimos vivir juntos. Era una nueva etapa, y aunque había desafíos, también había mucha felicidad.

Yo me encontraba en mi laptop, traduciendo un documento que me envió mi jefe. La pantalla brillaba intensamente, pero mi mente estaba dispersa. Dae-Ho ya llevaba días viéndome estresada por el trabajo y, en su intento por aliviarme, se dedicaba a consentirme. Compraba mis snacks favoritos y se metía a la cocina, aunque su habilidad culinaria dejaba mucho que desear.

—"¿Te gustaría un poco de chocolate?" preguntó Dae-Ho, levantándose del sillón con una bolsa de mis golosinas preferidas.

—"Claro, gracias." respondí, sintiendo cómo una pequeña sonrisa se dibujaba en mi rostro.

Mientras él se acercaba, no pude evitar recordar las veces que casi quemó la cocina. Una vez, me había prometido hacer una cena especial, pero terminó con la pasta pegada y un olor a quemado que aún recordamos con risa. Aun así, su esfuerzo siempre me hacía sentir querida.

—"¿Ya casi acabas?" preguntó Dae-Ho, asomándose por encima de mi hombro mientras yo tecleaba rápidamente dándome un beso cariñoso en la mejilla.

—"Solo me falta esta oración... y ya! ¡Acabé!" respondí, sintiendo un alivio inmenso al cerrar el documento.

Dejé escapar un suspiro de satisfacción y me estiré en la silla. La carga del trabajo se sentía mucho más ligera ahora que había terminado. Dae-Ho sonrió, claramente contento de que finalmente pudiera relajarme.

—"¡Eso merece una celebración!" exclamó, levantándose de un salto. "¿Qué te gustaría hacer? ¿Ver una película o salir a caminar?"

—"Veamos peliculas." sugerí, sintiéndome emocionada por la idea de pasar tiempo juntos. "Me encantaría ver una rom-com."

—"Perfecto, tengo algunas en mente." Dae-Ho caminó hacia la cocina mientras yo me dirigía al cuarto a acostarme, prendí la televisión y lo espere. El llego unos minutos después con dos vasos de jugó y unos croissants rellenos. Nos sentamos a comer juntos en la cama mientras el buscaba una película. Finalmente le presiono 'play' a una y nos acurrucamos juntos a verla.

La película continuó, y aunque la historia era ficticia, sentí que lo que teníamos era real y sincero. Cada risa y cada bocado compartido fortalecían nuestra relación, y sabía que esos eran los momentos que siempre atesoraría.

Después de un rato, la película llegó a su fin. Me encontraba en los brazos de Dae-Ho mientras él me peinaba lentamente el cabello que caía de mis hombros con sus dedos. Su toque era suave y reconfortante, y me sentía completamente a gusto.

De repente, Dae-Ho se dirigió a mí, volteándome a ver a los ojos.

—"Creo que estoy listo..." dijo, su voz un poco más seria.

—"¿Listo para qué?" pregunté, sintiendo curiosidad.

—"Listo para dar el siguiente paso en nuestra relación," respondió, su mirada fija en la mía.

Fue en ese momento que recordé que ya habíamos tenido esta plática antes. De dar el siguiente paso... de conocer nuestros cuerpos íntimamente. A Dae-Ho rara vez lo había visto sin camisa, pues le daba vergüenza, no por su cuerpo, sino por las experiencias que había vivido.

Me contó muchas veces sobre su infancia, sobre su padre y las expectativas que siempre había impuesto sobre él. Esas experiencias le dejaron marcas, no solo psicológicas, sino también físicas. Había momentos en los que podía ver la inseguridad reflejada en su mirada, y entendía que no quería apresurarlo.

Nunca lo presioné y siempre le dije que cuando él estuviera listo, daríamos ese paso juntos. En mi corazón, sabía que lo más importante era su comodidad y que debía sentir que estaba en un lugar seguro.

—"Dae-Ho," comencé, buscando su mirada. "Sé que hemos hablado de esto antes, y quiero que sepas que estoy aquí para ti. No hay prisa. Solo quiero que te sientas cómodo y listo."

Él asintió.

—"Lo sé," respondió, su voz suave. "Y aprecio que siempre hayas sido tan comprensiva. A veces me siento atrapado entre lo que quiero y lo que creo que debería hacer."

—"No tienes que sentirte así," le dije, acariciando su brazo. "Lo que más importa es que ambos estemos listos. No hay un calendario que debamos seguir. Si no estás listo, dejémoslo para después."

Dae-Ho sonrió, y vi cómo un poco de la tensión se desvanecía de su rostro.

—"Gracias por ser tan paciente conmigo," dijo, inclinándose un poco más hacia mí. "Me gustaría que llegáramos a ese punto, pero quiero que sea especial, que sea algo que ambos deseemos."

—"Eso es exactamente lo que quiero," respondí, sintiendo que nuestras almas se conectaban aún más. "Quiero que sea un momento que recordemos con cariño, no algo que hagamos por presión."

Mientras hablábamos, la atmósfera se volvió más íntima. La luz de la televisión iluminaba suavemente la habitación, y el silencio entre nosotros se llenó de entendimiento.

—"Pero me siento listo, es lo que quiero. ¿Es lo que quieres?" Dae-Ho me miró con una intensidad que me hizo sentir el peso de sus palabras. Su sinceridad me sorprendió y, a la vez, me llenó de alegría. Sabía que este era un momento crucial para ambos, y su disposición a dar ese paso me hizo sentir aún más conectada con él.

—"Sí, Dae-Ho," respondí, sintiendo que mi corazón latía con fuerza. "Es lo que quiero. He estado esperando este momento, pero siempre quise que fuera cuando tú te sintieras preparado."

Él sonrió, una mezcla de alivio y emoción en su rostro.



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Lentamente se acercó a mí, dándome un beso suave y sin presión. Abrazándome con ternura, sus brazos me rodeaban, y aunque él me superaba en tamaño, nunca me hizo sentir vulnerable. Los pequeños besos gentiles que compartíamos comenzaron a transformarse lentamente en besos más largos, llenos de deseo, pero sin agresividad. Él acariciaba mi cabello con delicadeza, pasando de besarme los labios a acariciar mis cachetes, mi cuello, y luego regresando a mis labios. Mientras tanto, yo jugueteaba con su pelo, soltando su distintiva coletita, dejando caer su cabello suelto sobre mis manos. La intensidad de los besos aumentaba, así como el deseo que ambos compartíamos. Sentía sus manos frías recorrer la silueta de mi cuerpo con una suavidad exquisita, siempre respetando mis límites en todo momento.

Me miró a los ojos, buscando aprobación, y yo asentí, dándole permiso para continuar. Con movimientos lentos, me levantó la camisa, y yo, a su vez, le levanté la suya. Desabroché mi sujetador, y en un instante quedamos ambos desnudos del pecho. Las marcas de maltrato en su pecho y espalda resaltaban bajo la luz tenue de la noche que entraba por la ventana, pero en lugar de provocarme rechazo, despertaron en mí una curiosidad suave. Las acaricié lentamente, y a las que estaban a mi alcance les daba besos gentiles, sintiendo la textura de su piel. Trataba el diseño de su tatuaje con mis dedos mientras el me acariciaba el cuerpo. Nos besamos nuevamente, esta vez de manera más profunda, mientras nuestras manos trazaban patrones en la piel del otro. No pasó mucho tiempo antes de que también nos despojáramos de los pantalones. A pesar de que me tenía al desnudo, seguía mirando mis ojos con amor y deseo. No era un objeto para él, como me había sucedido con antiguas parejas; él realmente me amaba y no me deseaba solo de manera carnal. Estábamos piel con piel, en el momento más vulnerable en el que se puede estar, y sabíamos que ambos lo queríamos.

—"¿Estás cómoda?" —dijo mientras me cargaba lentamente, posicionándome encima de él. Asentí con ternura y le di un suave beso en la mejilla. Dae-Ho era gentil; le encantaba besar, pero no dejar marcas notables, y nunca era agresivo. Con movimientos lentos, movía sus caderas, procurando que no me lastimara. Lo sentía dentro de mí, como si fuéramos uno solo, mientras acariciaba mi espalda con sus dedos, sintiendo el calor del otro. Él era más vocal que yo, soltando ligeros suspiros de placer mientras sus manos guiaban mis caderas, moviéndome de arriba hacia abajo con delicadeza. No era lento, pero tampoco rudo. Dae-Ho continuó, cada movimiento lleno de amor y ternura, pero también de pasión y deseo.

Sus manos acariciando suavemente mi piel me provocaban escalofríos. Me decía cuánto me amaba al oído y, cada vez que me ponía en alguna posición diferente, se aseguraba de que fuera sin dolor. Cuando ambos estábamos a punto de alcanzar nuestro clímax, me abrazó gentilmente, presionando su cuerpo contra el mío, sintiendo el calor de la piel del otro.

—"Me alegra que hayas sido tú, y no alguien más" —dijo lentamente, abrazándome y besando con cariño mi cuello, mientras acariciaba mi pecho con delicadeza.

Ambos permanecimos en un silencio cómodo, él puso sus grandes brazos en mi espalda, asegurándome contra él. Continuó dándome besos y diciéndome lo mucho que me amaba. Con Dae-Ho, no se trataba simplemente de tener sexo, con Dae-Ho, hacía el amor; un acto de cariño que nos unía a ambos, un paso que ambos tomamos por igual, sin presiones, donde ambos compartíamos nuestros cuerpos en nuestro estado más vulnerable, de manera íntima y cariñosa.

Finalmente, ambos terminamos dormidos, abrazados el uno al otro. Él seguía dentro de mí, pero no me incomodaba; sentía que nos habíamos convertido en uno solo esa noche.






Timeskip: 

Dae-Ho me abrazaba la cintura por detrás y me daba un cálido beso en la mejilla mientras yo preparaba algo de comer para una reunión que tendríamos esa misma noche. 

—"Acuérdate que hoy vienen Jun-Hee, Hyun-Ju y los demás a cenar. Ve por Ha-Neul a la escuela y de paso recoge al hijo de Jun-Hee, nos pidió el favor."

—"Si señora, como usted ordene." Dijo mientras hacía su típico saludo marine y se dirigía a la puerta.

—"¡Espera antes de que se me olvide!" dijo regresándose donde me encontraba y plantándome un beso cálido en los labios.

—"Te amo cariño, te veo en un rato." Dijo con su hermosa sonrisa mientras salía de nuestra casa y cerraba la puerta detrás de él. 

Me quedé un momento contemplando la puerta, observando cómo la luz del atardecer se filtraba por las rendijas, mientras me sentaba a descansar en el borde de la cama. Pasé suavemente la mano por mi vientre, sintiendo el leve calor de mi piel y dejando que una mezcla de nostalgia y calma llenara el silencio de la habitación.






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