𝐃𝐑𝐀𝐂𝐎 𝐇𝐀𝐁Í𝐀 𝐄𝐒𝐂𝐔𝐂𝐇𝐀𝐃𝐎 𝐇𝐈𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀𝐒 𝐅𝐈𝐄𝐒𝐓𝐀𝐒 𝐈𝐍𝐅𝐀𝐍𝐓𝐈𝐋𝐄𝐒, 𝐏𝐄𝐑𝐎 𝐍𝐔𝐍𝐂𝐀 𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍Ó 𝐐𝐔𝐄 𝐒𝐄𝐑Í𝐀𝐍 𝐀𝐒Í... 𝐓𝐀𝐍... 𝐂𝐀Ó𝐓𝐈𝐂𝐀𝐒. Se encontraba en medio de una marea de colores, ruido y risas de niños, y de inmediato se preguntó si alguna vez Teddy había asistido a algo tan peculiar. Hizo una nota mental de revisar las amistades de su pequeño. A cierta distancia, notó algo que parecía de otro mundo: una figura alta y desgarbada, vestida con una combinación de colores que parecía haber sido elegida al azar, con el rostro cubierto de pintura en tonos blancos, rojos y azules, y un par de ojos saltones rodeados por grandes círculos negros. Su expresión era extrañamente amplia, con una sonrisa pintada que resultaba demasiado exagerada.
¿Qué clase de hechizo confuso es este? Draco frunció el ceño, sin poder apartar la mirada del extraño personaje.
Teddy, sin embargo, estaba embelesado, sus ojos brillaban mientras observaba a su alrededor. Draco se inclinó un poco hacia Harry, tratando de no levantar demasiado la voz.
—¿Esto es una fiesta? —preguntó, la duda teñida de asombro en su voz.
Harry le sonrió, viendo con diversión el desconcierto en los ojos de su novio.
—Sí, en el mundo muggle estas son bastante comunes, especialmente para los niños.
Draco señaló discretamente al individuo colorido con una mezcla de incredulidad y disgusto.
—¿Y eso? ¿Qué clase de criatura ha salido del bosque prohibido? ¿Por qué está vestido como si hubiera perdido una apuesta?
Harry soltó una risa, no pudiendo evitar la ternura que le causaba el asombro de Draco.
—Ese es un payaso, Draco.
—¿Un "payaso"? —repitió Draco con el ceño aún más fruncido—. Deberían ser ilegales.
—Si no querías venir, no tenías que hacerlo, ¿sabes? —replicó Harry con una sonrisa traviesa.
Draco entrecerró los ojos.
—Vine porque Teddy insistió —respondió con un encogimiento de hombros, intentando sonar desinteresado—. No te hagas ilusiones. Estoy aquí por la comida y el pastel. ¿Sabes cuánto cuesta hoy en día un plato decente? Es una exageración, casi parece que los ingredientes se cosechan en el cielo por semejantes precios.
Harry le sonrió, tomando su mano de forma discreta. Draco se sorprendió, pero no retiró la mano, aunque desvió la mirada con una pequeña mueca.
—Gracias por venir —murmuró Harry, sus ojos llenos de cariño.
El corazón de Draco latió un poco más rápido. Para disimular, se encogió de hombros y miró hacia otro lado.
—Como sea, iré a ver a Edward. Le enseñaré cómo elegir amistades decentes y cómo crear una imagen respetable.
Harry observó a Draco alejarse con una sonrisa divertida, siguiéndolo un poco más atrás.
—Lo criarás para que sea otro Draco Malfoy —bromeó—. Al final, solo querrá proteger su reputación.
Draco lanzó una mirada desaprobadora a la figura del payaso, quien, para su sorpresa, no parecía hacer nada particularmente inteligente. Decía cosas al azar y hacía bromas sin sentido mientras la audiencia reía. ¿Era posible que hubiera personas con un nivel intelectual tan bajo? Draco suspiró, cada día sorprendiéndose más al conocer nuevos aspectos del mundo muggle.
—Y ahora, ¡vamos a llamar a los papitos! —anunció el payaso con entusiasmo, su voz aguda resonando en todo el salón—. Vamos a jugar el "juego de las sillas".
Draco arqueó una ceja mientras miraba cómo organizaban las sillas, una tras otra, unas hacia adelante y otras hacia atrás, alternando.
—Pasen, pasen —decía el payaso con entusiasmo—. Las reglas son sencillas. Tienen que bailar al ritmo de la música y, cuando esta pare, deben correr y sentarse. ¡El que se quede sin silla será eliminado!
Draco hizo una mueca de absoluta incredulidad. ¿Quién en su sano juicio participaría en algo tan ridículo?
—Y el premio será... ¡un dinosaurio de peluche! —gritó el payaso.
Teddy, con los ojos muy abiertos, corrió hacia Draco emocionado.
—¡Papi, papi! ¿Puedes bailar?
Draco lo miró con el ceño fruncido, sorprendido por la petición.
—¿Y por qué lo preguntas? Hasta ofende que dudes.
Teddy se sonrojó, bajando la mirada tímidamente.
—Es que... quiero ganar ese dragón —dijo señalando el premio.
Draco arqueó una ceja, aunque suavizó su expresión y sonrió un poco.
—¿Ese dragón? Teddy, puedo conseguirte uno de verdad si quieres.
Teddy sonrió, pero negó con la cabeza.
—No, quiero ese.
Draco suspiró, pero finalmente se encogió de hombros.
—Está bien, solo porque eres tú.
Teddy asintió con una sonrisa de complicidad, y Draco suspiró, tomando una decisión. Llevaremos esto a la tumba, pensó, y se levantó de su silla con un aire de resignación, avanzando hacia el centro de la pista junto con los otros padres de familia.
—¡Muy bien! ¡Que empiece la diversión! —exclamó el payaso con entusiasmo, haciendo gestos exagerados.
El DJ comenzó a tocar "Macarena", y el payaso animó a todos con una voz estridente:
—¡Vamos, muevan esos pies, que nadie se quede sin bailar!
Draco lanzó una mirada de reprobación al payaso, pero cuando se giró, vio a una señora a su lado que ya se movía de lo más animada, realizando una serie de pasos bastante... particulares. Movía las manos al frente, las giraba hacia afuera y luego las llevaba a la cabeza, todo mientras movía la cadera de un lado a otro. ¿Qué clase de danza diabólica es esta? pensó Draco, desconcertado, pero decidió imitarla, siguiendo los movimientos con incomodidad y escepticismo.
Después de unos minutos, la música se detuvo abruptamente, y todos corrieron a buscar una silla. Draco y otro hombre se quedaron de pie frente a la misma silla, y ambos se lanzaron hacia ella. Durante un tenso forcejeo, Draco murmuró un pequeño hechizo casi imperceptible, y el otro hombre tropezó, cayendo hacia atrás. Con una sonrisa de total satisfacción, Draco se dejó caer en la silla como si nada. Nada mal, Malfoy.
El juego continuó, y Draco se mantuvo en la competencia con su típico estilo. No tuvo reparos en poner un pie "accidentalmente" delante de alguna madre, o empujar sutilmente a un padre distraído. Lo que fuera necesario para asegurarse una silla. Hasta que, al final, solo quedaron él y una señora de aspecto decidido.
—Para la última ronda —anunció el payaso—, nuestros finalistas deberán bailar. Quien reciba más aplausos, será el ganador.
Draco sonrió con confianza. Desde la multitud, Teddy aplaudía emocionado, apoyando a su papi. En ese momento, Harry se acercó tras haber terminado una llamada con Ron y Hermione.
—Teddy, ¿y tu papi? —preguntó, buscando a Draco.
—En la pista de baile —dijo Teddy señalándolo, con un brillo de orgullo en sus ojos.
La música cambió, y ahora sonaba una canción con un ritmo pegajoso que incitaba a moverse. La letra decía:
—¡Para abajo, abajo! ¡Para arriba, arriba! ¡Mueve la pom pom pa!
Draco, sin dudarlo, se unió al ritmo, siguiendo las instrucciones de la canción con una precisión inesperada. Se quitó la chaqueta y, en un movimiento dramático, la lanzó al aire, lo que provocó gritos de entusiasmo entre las madres que observaban. Al parecer, el "papá misterioso y elegante" no solo tenía estilo, sino también habilidades para el espectáculo.
Después de unos minutos de baile, Draco regresó jadeando y sudado, pero con una expresión de triunfo. Se acercó a Teddy y le entregó el dinosaurio de peluche.
—Tómalo. Aquí está tu dinosaurio —dijo, todavía tratando de recuperar el aliento.
Harry lo miró con una ceja levantada, observando a Draco con incredulidad.
—¿De verdad? ¿Bailaste solo por un peluche?
Draco sonrió, orgulloso.
—¿Y qué tiene? Era gratis, y hay que aprovechar —respondió encogiéndose de hombros antes de mirar alrededor—. Ahora muero de sed.
Se alejó en busca de algo para beber, y Harry miró a Teddy, que lo observaba con ojos traviesos.
—¿Fue idea tuya?
Teddy se encogió de hombros, divertido.
—Él estaba aburrido, yo solo ayudé un poco —respondió con una sonrisa inocente antes de seguir a Draco.
Harry observó a su ahijado alejarse junto a Draco y negó con la cabeza, divertido. Amaba a ese niño y su habilidad para traer lo mejor de Draco... o al menos, lo más inesperado.
Yo solo estaba esperando a que pidieran un poco más de esta hermosa pareja y yo se los daba con gusto. 💖💖💞💞
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