Presentación

Background color
Font
Font size
Line height

Aquello parecía un chiste de mal gusto. Miró su reloj y eran cerca de las cuatro y media de la madrugada ¿Quién demonios llamaba a esas horas a una casa ajena y para qué? Durante unos instantes pensó en ignorarlo por completo y llevar a cabo el cometido para el que llevaba un rato preparándose, pero al dirigirse hacia el balcón nuevamente esa sensación lo impulsaba otra vez hacia el lado contrario, a la puerta. Intentaba hacer fuerza para el lado contrario, pero si lo intentaba era como si sus pies estuvieran pegados al suelo y su cuerpo no respondía en absoluto. 

Se encontró con que su cuerpo iba autómaticamente hacia la puerta de entrada del apartamento y por mucho que lo intentase, se negara o se revelara éste no respondía. Era como si su cerebro se encontrase fuera de sí mismo o estuviera desconectado y una tercera persona diese las órdenes. 

Abfrió la puerta con sumo cuidado. Una parte de sí mismo reconocía sentir cierto miedo ante la entrada de un desconocido en su casa a esas horas tan intempestivas. El ruido metálico del pasador al abrirse y el crujido que la puerta hacía y el cual llevaba tiempo jurándose que iba a arreglarlo indicaron que estaba abriendo. La tenue luz del rellano se coló en el interior del apartamento dibujando una silueta masculina. 

Marcos se frotó los ojos repetidas veces convencidísimo de que lo que estaba viendo era producto de la gran cantidad de alcohol que había ingerado. Había llegado al punto de no discernir la realidad de la ficción y se le había juntado todo en uno. 

Anté él había una figura masculina que era el vivo retrato de Julián pero aquello no era posible. Julián, su Julián descansaba a dos metros bajo tierra por algo de lo que él siempre asumiría la culpa. Y antes de que ese espejismo le perturbase él tenía intención de reunirse con él. 

Con la idea fija de que aquello era una mala jugada de su mente, se dio media vuelta dejándose la puerta abierta sin ningún miedo. Total, las ilusiones no pueden entrar en tu casa y hacerte dañó, pensó para sus adentros. Fue al baño y se lavó bien la cara con agua caliente repetidas veces mientras seguía convenciéndose de que si al volver lo seguía viendo, volvería al baño de nuevo a lavarse, pues si lo seguía viendo quería decir que seguía borracho. 

Volvió a ir hacia la puerta de la entrada para cerrarla y allí seguía de pie Julián, impertérrito y convincente de que su presencia era real. Marcos perdió la cuenta de las veces que fue al baño a lavarse la cara. 

- Por muchas veces que vayas a lavarte la cara no voy a desaparecer - dijo la figura masculina con la misma sonrisa picarona que Julián ponía cuando quería algo o necesitaba salirse con la suya. La misma sonrisa que hacía que a Marcos le temblasen las piernas.

- Pero... - era la primera palabra que era capaz de articular en horas - no es posible, tú estás muerto - intentaba tener un discurso coherente pero solo podía soltar frase inconnexas una detrás de otra -. Yo te sostuve entre mis brazos, yo mismo vi cómo morías. Yo, junto con tu madre te enterré esta misma mañana. 

- Sé que parece extraño, pero no soy quien tú te crees

Al oirlo hablar Marcos se dio cuenta de que no era la misma voz de su amado. Julián tenía la voz mucho más dulce y aniñada. La persona que tenía enfrente se dirigía a él con una voz ruda, rasgada y grave. Era todo lo opuesto. Marcos se dio cuenta en ese preciso momento que, a pesar de que por fuera era su viva fotocopia, esa persona iba a ser la cara opuesta del hombre que enterró unas horas antes. 

- Marcos, ¿verdad? Verás, antes de decirte nada, necesito que te calmes. Lo que voy a contar suena un poco inverosímil pero es la verdad - intentó acercarse o entrar al apartamento, pero al ver el gesto de Marcos se dio cuenta de que aquello no era una buena idea y reculó - Mi nombre es Iván, soy el hermano gemelo de Julián. 

Marcos sintió como las piernas le flaqueaban y perdía el equilibrio, y esta vez no era culpa del acohol ¿Cómo que su hermano gemelo? Estuvo mucho tiempo con Julián y se enteraba ahora de que tenía un hermano gemelo, ¿cómo era eso posible? ¿Acaso Julián no confiaba lo suficiente en él para contárselo? ¿Por qué su madre tampoco nunca lo había mencionado? Si era su hermano, ¿qué clase de hermano se pierde el entierro de su propio hermano? Esta y muchas otras preguntas se agolpaban en la mente de Marcos y la gran mayoría se iban a quedar sin respuesta. 

- ¿Quieres pasar? - le pareció lo más correcto. Algo le decía que se fiara de su intuición. Además si era el hermano de su pareja, de alguna manera eso los convertía en familia y siempre había que llevarse bien con la familia. Al menos eso es lo que había aprendido desde que tuvo una familia con Julián. 

- Gracias.

Iván tomó la iniciativa y se sentó en el sofá del comedor. Lo que sorprendió a Marcos es que antes de entrar se quito los zapatos y pasó descalzo. 

- No es necesario. 

- No importa, es una costumbre que tengo. Verás en el piso donde vivo tengo moqueta y es la única manera de tenerla limpia y no limpiándola constantemente - ante esa afirmación Marcos solo pudo contestar con una sonrisa burlona y nerviosa. 

- ¿Quieres tomar algo? - la única manera de definir aquella situación era incómoda con lo que a Marcos no se le ocurría nada más que por lo menos ser mínimamente cordial. 

- Supongo que tiene que ser muy extraño para ti que el mismo día que muere alguien aparezca su hermano gemelo y se presente en la puerta de tu casa. 

- Un poco sí, la verdad - Marcos no tenía ningún problema en sincerarse con él aunque no lo conocía de nada, pero su intución le decía que era de fiar. Se sentía como si de nuevo estuviera charlando con Julián, como si el terrible accidente no hubiese ocurrido. 

- Supongo que te preguntarás porque no he llegado ni al velatorio ni al funeral. La respuesta es sencilla, vivo en Madrid y mi madre me avisó justo ayer por la noche. Mi economía no me permite cogerme un vuelo express y no me ha quedado más remedio que venirme un autobús y se tarda el doble. He llegado esta noche sobre las diez, he estado cenando en el bar de la estación y luego he ido hacia casa de mi madre...

- ...no es necesario que me des tantos detalles - le cortó Marcos. Le hacía sentir mal tener que pedirle explicaciones a alguien de la familia, como si no confiase en él. 

- Ella me habló de ti y de la relación que tenías con mi hermano - siguió hablando como si nadie le hubiera interrumpido -. Lo que le aportaste y lo que le hacías sentir y sentía que necesitaba conocerte en persona. Lamento no haberme dado cuenta de la hora. Verás, llevaba mucho tiempo sin hablarme con mi hermano. Yo... - las palabras empezaron a atrancársele, se notaba que el tema del que iba a hablar le incomodaba y no le era fácil - llevaba muchos años sin hablarme con él por ser...

- Gay - sentenció Marcos con una voz muy frívola -. De repente, el tal Iván ya no le caía muy bien. Todo el tiempo que estuvo con su hermano tuvo que lidiar con ese tipo de personas homófobas que no toleraban ni aceptaban a aquellas personas que eran diferentes a ellos. 

- Sí, y me averguenzo enormemente de ello. Me he privado a mí mismo estar cerca de los míos solo por ser cerrado de mente y no querer ver más allá de mis narices. Hacía mucho tiempo que tenía pensado venir a verles, disculparme con ellos y empezar de zero, si más no en el punto dónde quedé la última vez. 

- Bueno, cada familia es un mundo - se sentía idiota diciendo ese topicazo pero quería distendir el ambiente de alguna manera. 

- Lo sé, pero de verdad que quería hacer las cosas bien - se levantó y le puso las manos encima de los hombros -. Sé que mi hermano era un gran tipo y tenía un buen corazón. Hizo muy bien escogiéndote a ti. 

Marcos no estaba entendiendo nada ¿Había venido buscando una segunda oportunidad con su familia y lo estaba adulando a él? Agradecía enormemente que que hubiese querido conocerle en persona, pero ¿no debería estar con su madre? Él había perdido al amor de su vida pero ella había perdido a su hijo. 

Era la primera vez desde que todo eso había sucedido que pensaba en las consecuencias que tendría para otras personas y no solo para él mismo ¿Sería aquello un primer paso para superar su pérdida? No lo creía, era todo demasiado precipitado. 

Iván seguía frente a él, lo que esta vez en lugar de estar de pie se encontraba de rodillas. Ya no tenía sus dos manos encima de sus hombros sino que solo tenía una. Le miró y vio que la otra la tenía escondido en el bolsillo del pantalón. 

- Todos te han comprado el papel de pareja rota por el dolor pero a mí no me engañas, yo sé lo que pasó en realidad - aquellas fueron las últimas palabras que Marcos oyó antes de sentir un pinchazo en el cuello y perder por completo el conocimiento.


You are reading the story above: TeenFic.Net