Abrió con lentitud los ojos sin querer moverse mucho, la luz que entraba por las ventanas del departamento se colaban llegando directamente a su rostro logrando despertarlo, ahora completamente despabilado miro a su compañero que aun dormía a su lado. Se quedó quieto perdido en el rostro moreno y sonrió como tonto.
Un tonto enamorado.
Se acercó al cuerpo de su novio aun con una sonrisilla en sus labios, parecía como si fuese tan solo un día el que había pasado de esa maravillosa propuesta, no se creía que un año ya hubiese pasado.
Un año comprometidos.
Cierto calor llegó a su pecho.
─Si sigues riéndote de la nada, voy a tener que preocuparme─
─ ¡Otabek! ─ Chillo con gracia mientras buscaba los ojos ajenos ─ Buenos dias─
─Buenos días Yuri─ Y claro el beso clásico de las mañanas no podía faltar. ─ ¿No tenías entrenamiento hoy? ─
─No, hoy es el cumpleaños de Milenka─
─ ¿Cumple dos años cierto? ─ Ahora Otabek estaba completamente despierto acariciando las hebras largas de su pareja.
─Sí─
─ Katsuki nos invitó a su fiesta, la harán por la noche─ Yuri desvió la mirada. ─Yura, si no quieres no es...
─Está bien, iremos, no quiero tener al katsudon llamándome a cada rato, confírmales nuestra asistencia─
─Se nota que vas madurando─
─Tsk─
No queriendo se levantó de la cama rumbo a la ducha.
─Haré el desayuno, no demores─
─Si lo hago puedes venir a sacarme─
─Si voy puede que no salgamos─
Compartieron unas miradas coquetas antes de echarse a reir.
─Ve y no te olvides de darle sus galletas a Misha─
─Sabes que nunca lo olvido─
Y con una última mirada Yuri cerró la puerta del baño mientras se despojaba de la ropa. Entraría a la ducha, pues sabía que si iba a la bañera demoraría. Ingreso dejando que el agua tibia lo mojase, levanto el rostro hacia la regadera mientras con sus manos peinaba su cabello hacía atrás, sonrió.
Vivir con Otabek fue sin duda un gran paso que dieron a los siete meses de comprometidos y es que prácticamente su novio pasaba la mayor parte del tiempo en su departamento y regresaba al propio solo por ropa. Fue en uno de los entrenamientos que Viktor; quien había regresado a Rusia junto con Yuuri y su hija a residir en el país del pelipalta, comento que sería mejor que entre ambos comprasen una casa o departamento.
En una de las cenas echados en su sofá fue que aparentando no querer Yuri se lo comento, en ese momento pareció que la idea le agradaba pero no ahondaron en el tema, fue a la mañana siguiente cuando se dirigió a la cocina que Otabek le mostro direcciones de varios lugares a los cuales ir a vivir, desde casas hasta departamento.
Fue tan sorpresivo que Yuri demoro en asimilarlo, tan repentino que su corazón salto en su pecho de alegría. Otabek corrió a abrazarlo preguntándole que le ocurría, si había hecho algo mal. En ese momento se percató de las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas. Lloraba de alegría.
De tener la dicha de tener a su destinado y que este fuera un maravilloso ser.
Como lo era Otabek.
Se envolvió en las toallas mientras con una mano quitaba el vapor del espejo, seco su rostro y cuerpo, viro hacia su preciado anillo.
Ese que simbolizaba su compromiso.
No pudo evitar recordar el día en qué el mundo se enteró de su compromiso y el dia en que se lo mostró a su abuelo.
**
Luego de una maravillosa velada, Otabek dándose cuenta de la hora le sugirió regresar al hotel, pues de seguro Lilia y Yakov los estarían esperando, Yuro en su terquedad se negaba en regresar y envio un email a los mayores comunicándoles que pasaría el resto de la noche con Otabek.
Y después de unos paseos más en la moto regresaron al hotel pasada la media noche.
Lo que Otabek no espero fue que Yuri le pidiera que durmiesen juntos y él no podía negarse a un petición de su omega, jamás podría.
Esa noche no hicieron más que abrazarse compartiendo el calor de sus cuerpos y respirando el aroma que amaban, uno en brazos de su ser amado y el otro rodeando el cuerpo de su destinado, su ser especial.
Como si de un sueño se despertase al abrir los ojos lo primero que vio fueron los oscuros que lo miraban, tan cerca que sus respiraciones chocaban.
Sonrió y planto un beso en los labios contrarios. Miro su mano encontrando el anillo en su dedo anular, si un regocijo lo lleno.
Fue a las once que por fin abandonaron la comodidad de la amplia cama, Otabek prendió el televisor mientras él miraba sus redes sociales, tenía muchas notificaciones. El kazajo cambio de canales sin mucho interés, cosa que no compartía con Yuri quien después de ver su instagram le arrebato el control remoto digitando los números de un canal.
El titular lo decía todo y claro que la foto que lo acompañaba también.
Ahora eran noticia a nivel mundial.
"El Gran Hada rusa comprometido"
Miro a Otabek que también se había quedado mirando al televisor, no había etiquetado a Otabek así que no sospecharían aunque claro se les veía perfectamente, se notaba que con quien estaba no era una mujer. Con la emoción del dia anterior no le había prestado atención a tan gran asunto, llevaba años con Otabek pero nunca lo habían anunciado. Yuri sabía que sus fans ya lo venían sospechando y como no hacerlo si casi todas sus fotos eran con el moreno.
Ahora tendría a la prensa detrás de él.
Y por las especulaciones Otabek también la tendría.
─¿Estas molesto? ─ Se aventuró a preguntar, Otabek no había dicho palabra alguna.
─¿Debería de estarlo? ─
─Pues...
No termino de hablar cuando llamaron a la puerta con gran insistencia, voltio asustado, Otabek solo le hizo una seña para que se quedara quieto mientas él iba a ver quien era.
Pudo escuchar la voz ronca de Yakov que pedía por su presencia, no era para menos. Yakov era su entrenador y representante al mismo tiempo, su imagen era su prioridad el y con solo una foto lo estaba poniendo en aprietos.
No queriendo que Otabek tenga que enfrentarlo solo salió del cuarto.
─Todo esto es culpa mía─
Espero el grito y los reclamos, más no se esperó el abrazo de Lilia y sus palabras de afecto, cuando fue liberado del abrazo de la rusa, recibió unas ligeras palmas en la espalda por parte de Yakov.
¿Estaban bien?
─Soy tu entrenador Yuri, pero en tu vida personal decides tú, felicitaciones por su compromiso─
─¿No estas molesto? ─
─Con Vitya eh aprendido a tolerarlo todo, además ya tiene el anillo puesto, no hay nada que hacer─
─Pero ¿Y la prensa? ─
─Tarde o temprano iban a notar el anillo que traen, fue mejor que fuesen ustedes quienes den la noticia y no la prensa, claro que al regresar a Rusia serán acosados, así que es su decisión si anuncian su compromiso en una pequeña entrevista o por sus redes sociales─
Miro a Otabek buscando apoyo, esta era una decisión de ambos.
─Otabek...
Esa decisión iba a cambiar sus vidas en el mundo del patinaje.
**
La rueda de prensa había ido de maravilla, aunque el tema fuese la aclaración de los anillos y el anuncio de su compromiso con el patinador de Kazajistán Otabek Altin, también habían tratado temas con respecto a sus carreras profesionales, su metas para las próximas competencias como su participación en las misma.
Yuri se sentía feliz de que Otabek no se haya incomodado con las preguntas que les llovieron y es que para una persona como lo era su novio sabía que mantener una conversación fluida le costaba.
Libero el aire viendo el vaho salir de sus labios, habían llegado a Moscú y se encontraban a la espera del auto que lo llevaría a casa de su abuelo.
Otabek era el principal interesado en ir a ver a su abuelo y es que para el kazajo, hacerle presente el compromiso de forma oficial al abuelo de su novio era algo fundamental, para Yuri aquello le agrado pues también tenía ganas de verlo, aunque sabía que el compromiso no le sería una sorpresa a su abuelo, él siempre estaba pendiente mediante los periódicos.
Pagaron al chofer, Otabek tomo la maleta que Yuri había cogido y depositando un beso sobre la frente de su novio llamaron a la puerta.
─Yuratchka, Otabek bienvenidos, pasen─
Como siempre Nikolai los recibió con alegría. Yuri no dudo en lanzarse a los brazos de su familiar bombardeándolo con preguntas. Otabek cerró la puerta y llevo la maleta a la habitación que compartía con el rubio. La confianza entre ellos era basta para darse esos atrevimientos.
─No sabía que vendrías a visitarme, de lo contrario hubiese preparado pirozkis para ustedes─
─Habrá tiempo para eso, vamos a quedarnos por unas semanas─
─Eso suena bien, Otabek te robas por mucho tiempo a mi nieto─ Bromeo el anciano.
─Pero siempre lo traigo a usted Nikolai─ Hablo mientras llegaba a la cocina y servía la comida que habían comprado de camino. Era hora de almorzar y según Yuri lo mejor iba a ser decírselo después de la comida.
Como siempre sucedía cuando ellos llegaban a la casa, Nikolai era despojado de toda actividad física y recluida al sofá de la sala mientras los jóvenes se encargaban de preparar todo.
El almuerzo fue tranquilo, dialogaron de muchos temas y es que en los meses que no habían podido encontrarse habían pasado muchas cosas, para Nikolai tener a su nieto y a la pareja de este en su casa era lo mejor que podía pedir, pues para un anciano como él, la felicidad de los suyos era la felicidad propia y ver a su nieto con esa sonrisa en los labios le daban la satisfacción de que había cumplido bien con su rol y que llegase el dia de partir podría irse tranquilo pues dejaba su más grande tesoro en buenas manos.
Si, Otabek era un buen muchacho para su Yuri.
─Abuelo, hay algo que, de lo que tenemos que hablar─ Comenzó Yuri para luego mirar a su pareja.
─Señor Nikolai, sabe que llevo con su nieto dos años saliendo, en ese tiempo le he demostrado que lo siento no es algo pasajero y que como mi destinado estoy dispuesto a unirme con él y brindarle todo lo que necesita─ Los dos rusos miraban al kazajo con total atención─ Le he pedido matrimonio a Yuri y él aceptado, pero quisiera también tener su bendición y que con su consentimiento pueda tomar la mano de Yuri en matrimonio─
─Muchacho, me has demostrado amar a mi nieto, todos estos años lo he visto y si él es feliz y esta tan seguro como para haber aceptado no me queda más que apoyarlos, claro que tienen mi bendición para casarse, esto me hace muy feliz...
Y para sorpresa de los jóvenes el anciano había comenzado a llorar sin perder la sonrisa en el rostro, Yuri se levantó yendo al lado de su abuelo abrazándolo y pidiéndole que no llorara pero Nikolai no podía controlar sus lágrimas logrando que su nieto se uniese a él. Otabek también se levantó completamente conmocionado, su novio y el abuelo de este lloraban a lágrima viva y él no sabía cómo actuar y no tuvo que pensarlo mucho pues fue jalado por uno de los brazos de Nikolai uniéndolo en un abrazo grupal.
Quizá su familia no era la más extensa pero era cálida, tan cálida como nunca espero y para Yuri era suficiente.
**
─Yuri el desayuno va a enfriarse─
─Lo siento, estaba recordando algunas cosas─ Respondió mientras salía del baño con una toalla alrededor del cuello.
─¿Qué cosas? ─
─A mi abuelo, el día que le dijimos sobre nuestro compromiso─
─Nikolai estaba muy alegre─
─Si, deberíamos ir a visitarlo─
─Lo haremos, pero ahora será mejor desayunar, recuerda que tenemos una fiesta a la cual asistir─
─Lo sé─
Se tomaron su tiempo para comer y luego alistarse para salir, si bien tenían pensado vivir en una casa por el momento les resultaba más practico vivir en la ciudad, en un departamento que habían alquilado.
Entre juegos por fin terminaron de alistarse, Otabek tomo las llaves de la motocicleta y la billetera, Yuri se acercó a tomar su celular que se encontraba en la biblioteca al lado de la fotografía que se había tomado hace unos meses con la familia de su novio.
Su primer viaje a Kazajistán.
─Yuri─
─Si, ya voy─
Quizás ese día estaba nostálgico, quizás eran las hormonas de su próximo celo pero los recuerdos parecían acosarlo.
**
─¿Seguro que estas bien? Yuri estas temblando, podemos dejar esto para otra ocasión mis padres entenderán─
─No, está bien ya llegamos hasta aquí Otabek, iremos a tu casa, estaremos en ese almuerzo y conoceré a tu familia─
─Está bien, lo haremos en cuanto dejes de temblar─
Esta era la primera vez de Yuri en Kazajistán. Exactamente en Samarkand, ciudad natal de Otabek.
Respiro profundo antes de parase recto y mirar a Otabek, este le sonrió y todo la mano antes de parar el taxi.
Yuri miraba el paisaje que se mostraba y vaya que era uno muy hermoso, estaba seguro que después del almuerzo familiar y si este salía bien le pediría a Otabek que lo llevase a conocer la ciudad.
─Ya llegamos Yuri─ Otabek atrajo el rostro de su novio ─ Esta bien, ellos conocen sobre nuestra relación y la aceptan, todo este tiempo le he hablado de ti, no estes nervioso─
Bajo del auto, frente a él una linda casa de dos pisos se alzaba, un pequeño jardín junto a una cerca baja, Otabek le abrió la puerta incitándolo a ingresar. Trago con nerviosismo cuando la puerta de la entrada principal fue abierta por una señora bajita, de tez morena, cabellos negros y lacios hasta la espalda, con rasgados y risueños ojos marrones.
Ella debía ser Ayda Altin.
─Hijo mio─ La señora abrazo a su hijo con cariño, Otabek no dudo en responder al abrazo para luego separarse y girarse a verlo.
─Madre, te presento a Yuri Plisetsky, mi novio─
─Muchacho, Otabek nos ha hablado mucho de ti, bienvenido pasa por favor, oh eres hermoso Yuri─ alago mirando al rubio con carño.
─Gracias─
─¡Hermano! ─ Una pequeña de unos doce años corrió a abrazar al kazajo, la hermana menor de Otabek, Aybek Altin. La niña q ue era cargada en los brazos de su hermano miro a Yuri con curiosidad ─¿Hermano quién es ella? ─
─Su nombre es Yuri y es mi novio─
─Erasyl, cariño Otabek ya llegó─
Yuri miro hacia las escaleras donde un varón, un poco más alto que Otabek, con los mismos ojos que los de su novio y el cabello corto negro bajaba, se veía serio.
Erasyl Altin.
─Padre─ Erasyl llego frente a ellos con Ayda a su lado quien les sonreía feliz.
─Hijo ha pasado un tiempo desde que nos visitaste y ahora has traído compañía contigo─
─Padre, te presento a Yuri Plisetsky, mi novio─
Yuri retorcía sus dedos tras la espalda, estaba nervioso, no dejaban de verlo y eso realmente lo estaba incomodando.
─Yuri, levanta la mirada, no vamos a juzgarte, si mi hijo ha decidido dar tal paso contigo nosotros lo apoyaremos, él es suficientemente grande para decidir por su cuenta─
─La comida está servida, vamos a l comedor, ahí podremos platicar más─
Dejando las maletas en la sala y los abrigos en el perchero toda la familia se dirigió al comedor donde la comida se hallaba servida. Ayda le mostro su asiento a Yuri mientras Otabek ayudaba a servir los refrescos. Una vez todos sentados comenzaron a hablar pidiendo a Otabek que les contase cómo se había dado los hechos.
Eso quería decir que todo estaba saliendo bien ¿no? Los padres de Otabek lo habían aceptado, ninguno parecía quejarse de su relación.
─Yuri─
─¿Eh? ─
─¿Ganaste tantas competiciones? ─ Aybek lo miraba con sus grandes orbes chocolate con admiración, miró a su novio confundido a lo que este le sonrió invitándole a hablar.
─Si, he ganado en las últimas competiciones que tuve y actualmente me hice con el oro en los olímpicos del año pasado ─
─¡Mi hermano es novio del medallista de oro de los olímpicos! ─ Chillo alegre la niña.
─Nos alegra mucho tus victorias Yuri, por favor no te sientas incomodo, nosotros apoyamos a Otabek y apoyamos su relación, estamos realmente felices que haya encontrado su destinado y sobre todo que sus sentimientos sean mutuos─ Hablo Ayda con dulzura ─ En esta comida nos gustaría conocer un poco más al nuevo integrante de esta familia─
─Ayda tiene razón, eres parte de esta familia Yuri, no tienes que temer─
Si, esto iba mejor de lo que hubiese esperado, la familia de Otabek los aceptaba también. Justo como su abuelo. Gracias al carisma de Ayda fue que el almuerzo resulto cómodo tanto para Yuri como los Altin, poco a poco Yuri fue soltándose con la familia llegando a una charla amena.
Ayda era una amor de persona, y vaya que le había caído bien a su suegra pues no dejaba de decir siempre la belleza que poseía o de abrazarlo cual madre. Aybek competía con él por la atención del kazajo y para satisfacción de la niña él la atendía antes que a Yuri, aunque claro no siempre se salía con la suya. Erasyl a pesar de aparentar ser un hombre serio también tenía un lado amigable, lado que tuvo la oportunidad de Yuri de conocer.
Pasaron una semana en aquella casa, una semana en la que Yuri sintió la calidez de un hogar, de una familia.
Conoció mucho de aquel país, desde las comidas y los lugares turísticos.
Y fue antes de irse que
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