¡Qué conversación acababa de tener Destiny con su ex novio Keith! Breve, simple, pero había aprendido mucho. Ahora se sentía mejor, menos conflictuada. Eso era lo que hacía hablar con la gente.

Pero no sabía la gran charla que le esperaba.

Más tarde, Riley había invitado a todos a reunirse en su casa. Estaban en el dormitorio de la niña, sentados alrededor del infame ventanal donde se discutían los problemas y se buscaba ayuda cuando era necesario. Y hoy iba a ser un día importante para la pandilla. El día en que iban a conocer de verdad a su amiga.

"Cuéntanos sobre ti, Destiny. Queremos saber", alentó Riley con una sonrisa amistosa, que se veía más dulce de lo que se vería una sonrisa amistosa real.

Destiny de repente se sintió tímida, como en su primer día de clases. Odiaba esa pregunta. ¿Qué había que saber sobre ella? Ella era solo una niña. Bueno, con una historia de fondo un poco más oscura. Pero aún. Solo. Una mujer. Nada más y nada menos.

"Bueno ..." trató de hablar, sintiendo todos los ojos sobre ella. Su hábito de juguetear con los dedos había vuelto. Pensó que se había ido cuando se mudó a Nueva York.

Para ayudarla, todos comenzaron a hacer preguntas que cualquiera encontraría bastante incómodas y demasiado personales para ser respondidas:

"Háblanos de tu familia."

"Sí, ¿por qué nunca hablas de ellos?"

"¿Por qué eres siempre tan tímida y callada?"

"¿Por qué jugueteaste con tus manos? ¿Pasa algo?"

"¿Por qué estás tan preocupada? ¡No hay nada de qué preocuparse!"

"¿Por qué no te abres más? Eres una buena chica".

Destiny no pudo escuchar más las preguntas que brotaban de sus bocas como lluvia intensa. Odiaba la lluvia. Ella tenía que hacer algo. Ya no podía soportar sentirse crucificada.

Así que se levantó bruscamente de su asiento. "¡Suficiente!"

Se quedaron en silencio, sin haberla escuchado nunca alzar la voz de esa manera. El ratón silencioso ya no estaba tan silencioso. Quería gritar, gritar. Romper jarrones y hacer añicos el cristal del suelo. Como todos los adolescentes del mundo. Riley Matthews tendría que entender que no siempre podía conseguir todo lo que quería en esta vida. Había que ponerla en su lugar.

"¿Qué. Estás. Estás. Intentando. Hacer. ¿Hacer?", Destiny apretaba los dientes. Estaba tratando de poner las piezas del rompecabezas en su cabeza, tratando de averiguar qué estaba pasando. Había algo sospechoso desde el primer día, pero no podía darse cuenta de qué era. Solo necesitaba algo más de tiempo. O pistas.

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