Aprender a estar sin ti.
Gemí al sentir mi mejilla impactar con el duro cemento del suelo, no tarde en levantarme rápidamente y agacharme ante ver cómo aquel nudillo iba impactar en mi rostro. Me sentía adolorida, incluso sentía las gotas de sudor bajándome por la frente, al calor se me pegaba al cuerpo y parecía no despegarse. Le di un leve empujón, dándome tiempo para plasmar mi nudillo en su rostro, observando cómo está emitió un leve gemido y me intentó dar una patada. La esquive, agarrando su brazo y acercándola con fuerza a mi, llevando mi mano a su cuello para detenerla y evitar que esta me golpeara pero sin saber cómo lo hizo, su mano llegó a mi parte trasera de la espalda y sentí como con su fuerza capto mi atención, distrayéndome y no tardo en alzarme para tirar mi cuerpo al suelo cayendo yo de espaldas. Me retorcí del leve dolor que sentí ante ese impacto, no tarde en escupir la saliva sangrienta de mi boca, limpiando también la sangre que salía de mis fosas nasales. Molesta ante ver cómo me ganaban en este combate cuerpo a cuerpo, no tarde en respirar hondo y levantarme para darle más de lo que ella había venido a demostrarme, o mejor dicho; a enseñarme.
Algunos huesos dentro de mi crujieron al estirarme pero eso no me impidió continuar, esto era un alivio para mi en donde podía desahogar mi molestia o incluso mi tristeza. No tarde en nuevamente llevar mis puños cerrados al rostro de esta increíble mujer la cual tenía una estupenda agilidad, había esquivado mis dos lanzamientos derechos e izquierdos en un solo momento, en cambio ella su logro golpearme nuevamente. Me golpeaba una y otra vez, yo no podía golpearla de la misma forma en la que ella lo hacía, así que intentaba de seguir sus pasos y movimiento, observaba cuantos pasos dabas y las flexiones que había en sus manos para cubrirse o agacharse de mis golpes. Sus risas, sus comentarios y su burla ante mi esfuerzo me molestaba, tanto que me sentía llena de rabia. En mis recuerdos podía visualizar esos días de pelea entre Natasha yo, en donde ella solía ganarme la mayor parte del tiempo. Respire hondo al sentir como me faltaba el aire o quizás no era eso, me faltaba una parte de mi en mi interior, me faltaba mi hermana. Aunque estaba enfocada en tener una buena pelea, una parte de mi se encontraba recostada ante él aferró de que mi hermana había muerto.
Podía sentirme ida, esa parte de mi estaba recostada y solitaria en una habitación oscura deseando haber podido hacer algo aquella noche en donde había perdido la mitad de mi corazón. La rabia me consumía y la tristeza me había comido viva en mis pensamientos a la hora de dormir en este terrible realidad en donde ella ya no estaba. Deseaba irme en un abismo en donde ella estuviera aunque solo fuera un sueño o una alucinación, no sabía cómo me enfrentaría a la vida sin mi hermana o como me levantaría sin su mano. Molesta ante cómo mis pensamientos me atacaban tuve la fuerza e incluso la agilidad para darle un leve toque a la parte posterior de la pierna de esta mujer, viendo cómo se doblaba y no tarde en darle un empujón y esta cayó al suelo cuando me trepé encima de ella dando una vuelta y mi espalda chocando contra el duro cemento, finalmente la había tumbado con un movimiento que había salido de mi pero me encontraba cansada.
—¿Te cansaste princesa?—observe cómo ella se rió, escupiendo también sangre de su boca y poniéndose en posición de pelea.—¿O quieres más?—Arath me desafiaba en este entrenamiento cuerpo a cuerpo, aunque ella no tardo en dejar su posición ante presenciar a Nathan junto a Negan en la parte exterior de la segunda planta, observándonos.
—Se acabo, ya le diste suficiente; esta pálida.—se burló Negan mientras que evadí su mirada y decidí sentarme en el suelo, observando a Arath recoger sus cosas aún lado de mi.
—Buena pelea, princesa.—ella estrechó su mano para que yo la aceptara pero tan sólo eleve mi mano para enseñarle mi dedo índice en forma de crueldad, esta río y se encogió de hombros.—Inmadura.—dijo riéndose, mientras que subía los escalones para llegar a la planta en donde estaba mi hermano, quien dejó a Negan solo con Arath mientras que esté bajo los escalones mientras me observaba.
—Ya no eres una novata, por ahora.—comentó este, estrechando su mano para levantarme la cual también rechace y me levante sola aunque estuviera adolorida.—Dije por ahora, significa que pronto dejarás de serlo.—arreglo pero tan solo bufé, limpiando la sangre que aún se escurría por mi nariz.
—Yo no voy a quedarme aquí Nathan, no me quedaré, y no aguantaré otra semana.—le fui sincera observando cómo su semblante cambió, se volvió serio y incluso molesto.—Puedes irte conmigo si ese es el problema, podemos ayudarte.—le dije pero este negó con rapidez.
—Yo no voy a largarme de aquí y menos a donde quieres ir, tampoco necesito ayuda; yo vivo como un rey aquí, no me hace falta nada.—me respondió, no tarde en negar y acercarme a él para convencerlo.—Esto no es lo que crees, es una comunidad también, sobrevivimos también; ustedes fueron quienes se interpusieron.—Nathan se alejó un poco de mi, sé acerco a las rejas, las cuales nos cubrían de aquel laberinto que tenían, un laberinto lleno de caminantes.
—¿Aterrorizando comunidades? ¿Robándoles?—pregunté sarcásticamente.—Natasha está muerta por culpa de estas personas, son malos, son los malos; nosotros somos los buenos.—me acerqué nuevamente a él.—Nathan, podemos hacer las cosas correctamente, vámonos; Rick nos ayudará.—volví a comentarle intentando convencerlo pero su semblante me dejaba ver que estaba en negación.
—Lo de Natasha fue un maldito error, mate con mis propias manos a quienes lo hicieron, lentamente y de la forma más dolorosa.—hablo entre dientes, como si recordara ese suceso.—Lo que hacemos aquí es por el bien de todos los que nos rodean es para implantar reglas, una orden, un mundo ordenado, no condenado. Nadie desafiaba al gobierno y si era así, los castigaban; así somos nosotros los salvadores y debes entenderlo, ustedes no son los buenos, nadie lo es.—observe cómo él estaba en negación ante lo que le pedía, lo que le rogaba.
—Yo me iré, tarde o temprano pero lo haré, contigo o sin ti.—repite su acción en hablar entre dientes, acercándome a él y observando cómo me miraba, lo desafiaba y pareció no agradarle cuando sentí su mano apretar mi brazo, lo miré extrañada ante su acción y pedí que me soltara.
—Te juro por Natasha que si llegas a irte o a cruzar esos portones sin mi autorización, vas a morirte y van a morir todas aquellas personas a quienes amas, quienes te rodean.—me hablo en el oído de una forma intimidante, una que sentí como mi piel se erizo.
—Nathan, amor.—sentí como su fuerza en mi brazo disminuyó cuando me libero, fingí una sonrisa en mi rostro cuando visualicé a aquella bella joven que se nos acercaba, su melena rubia y esos ojos azules se reflejaban con la iluminación del sol.
—El tema cierra aquí, tómalo como una amenaza pero de que no miento, no miento.—susurro nuevamente en mi oído, para así este acercarse a su pareja quien no tardo en sonreírle y abrazarlo con fuerza.—Mi amor, estás hermosa como siempre, estaba preocupado pensé que no llegarías hoy.—aquella dulce chica no tardo en darle un tierno beso en la boca a mi hermano, no sin yo antes contemplar la escena con tristeza, estaba algo sorprendida ante las palabras de Nate hacia mi.
—Lo siento, fuimos con Simón ayer a Alexandria a buscar las provisiones, luego me tocó irme con Dwight a buscar las del reino. Esta mañana desperté y Negan me envió a revisar el perímetro, acabo de llegar, lamento no haber estado en casa estos días.—me quedé escuchando su conversación, era de mala educación pero no tenía a donde ir, o con quien ir.—¿Todo está en orden?—gire, observando esos ojos azules mirar a mi hermano, ella lo amaba; estaba totalmente enamorada de él.
—Si bebé, ella sólo está cansada; Arath la agoto hoy.—aparentemente la conversación giró en torno a mi, no tarde en observarle y sonreírle de lado a Andrea, quien me sonrió de vuelta.—Negan quiere entrenarla en cuerpo a cuerpo, no está bien físicamente.—le comento mi hermano a ella quien entrelazo su mano con la de él y se acercó a mi con esa hermosa sonrisa, su amabilidad me recordaba a Maggie.
—No deben agotarla, ya debe sentirse así Nate, Negan entiende lo que sienten, lo entiende peor, perdieron a alguien; descansen.—suspiro ella, mientras que baje la cabeza y mire mis zapatos.—Esta agotada, llevan entrenándola toda esta semana, deben dejar que descanse.—volvió a decir ella.
—No tengo dudas que eres la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida.—sonreí ante las tiernas palabras de mi hermano hacia ella, mientras que decidí moverme de mi lugar y darles espacio, tenia una excusa pues Negan estaba sentado en el suelo de los escalones comiéndose una manzana mientras que observaba a los caminantes.
—Te ves como la mierda.—me dijo él, no tarde en encogerme de hombros, no solía charlar con este hombre pero no quería interrumpir el momento romántico de mi hermano con su pareja.—¿No es hermoso?—pregunto él, mientras que me dejo espacio en los escalones para sentarme a su lado.—Es hermoso verlos, yo me siento feliz cada vez que lo veo, su boda será épica aquí.—alce una ceja ante escuchar a Negan hablar de esa forma, él y mi hermano tenían un lazo, un lazo y una conexión extraña.
—¿Realmente harán una boda con este caos?—pregunté estando a su lado, observando cómo mi hermano alzaba el cuerpo de su novia y la hacía girar, sus risas eran hermosas, me traía recuerdos y mucha nostalgia, cómo extrañaba a ese chico con sombrero de alguacil.
—Siempre en la oscuridad habrá luz, aunque sea solo un por ciento siempre la habrá niña.—me respondió este, tirando su manzana al suelo y limpiando su boca de los rastros jugosos de la fruta.—Tu y Carl, ¿estaban juntos? Si no me equivoco.—observe cómo esté lleno de curiosidad esperaba con ansias mi respuesta, siendo reservada con él como siempre suelo ser, asentí.—Ese chico es grandioso, realmente me asombra y puedo admitir que me da miedo, es un hijo de puta sin miedo alguno.—lo halagó, mientras que no tarde en sonreír, era cierto.—Yo no sentiría miedo si ese idiota estuviera a mi lado o peleando para mi, de todos esos idiotas él es mi favorito.—observe en el rostro de Negan una sonrisa, era sincera.
—Ha pasado por mucho pero aún así es un chico increíble.—le dije, mientras que me sentía nostálgica ante el recuerdo de Carl en mis pensamientos, lo extrañaba.—Lo extraño, lo hago realmente.—suspiré, intentaba no dar mucho detalles de cómo podía sentirme pues este hombre era capaz de usar mis propios pensamientos en mi contra.
—Oh mierda niña, por favor no te pongas melancólica.—no tarde en cambiar mi semblante de tristeza a uno de seriedad ante su tono de burla, él era así.—Yo en la vida tuve dos grandes amores, la primera fue grandiosa, si que lo fue. Me dejo grandes regalos en la vida pero a veces tomamos decisiones por nuestro propio bien, no volví a saber de ella, ni siquiera sé si está viva esa hija de puta.—me quedé observando a un nostálgico Negan a mi lado, con quien no suelo hablar y suelo ser distante.—La segunda, fue la más que me marcó, pienso en ella cada día y cada noche. Su nombre era Lucille, murió el día que todo esto empezó, murió de cancer.—me quedé alto asombrada ante su confesión, pues el nombre de su bate ahora tenía una historia la cual podía entender.
—Lamento lo de tu última esposa... —fui sincera en mis disculpas.—Creo que entiendes el sentimiento de perder a alguien que amas pero no lo suficiente ya que pretendes dejar a mujeres viudas para tu cogértelas.—suspire, mientras que sentí como este palmeo mi hombro como si me reprendiera.
—Cuida esa boca, señorita.—me reprendió, algo que me pareció bastante extraño de parte de Negan quien pareció molesto ante mi vocabulario.—Aunque tienes razón pero no lo digas, solo piénsalo pero no lo expreses así.—me corrigió.—Te note distraída en la pelea, ¿en qué pensabas? ¿O qué tramabas?—reí negando ante las argumentaciones hipotéticas de este hombre, era inteligente para tener su alrededor lleno de caos y mierda.
—Pensaba en mi hermana... —confesé en un susurro, en donde pude sentir mi piel erizarse ante su recuerdo y la ansiedad que sentía nombrarla, el hombre aún lado de mi cambio su semblante de burla y pareció cambiar a tristeza, ¿qué le entristecía? ¿O yo le causaba pena?—Se me hace difícil asimilar que ya no este.—añadí a mi comentario, Negan me escuchaba con atención pero parecía haberse entristecido de un momento a otro.—Me siento sola en este lugar, vacía... —comenté
—Demonios niña... —susurró él, observe sus ojos, oscuridad transmitía él y además, se reflejaba un poco de tristeza ante lo que había comentado, aún me preguntaba el por qué se entristecía.—Es difícil... —suspiró levantándose, como si quisiera evadir el tema, me dejaba confundida, bastante confundida.—Levántate, te mostrare algo.—no tarde en levantarme, dándome cuenta que mi hermano y su pareja no estaban ahí, no sabía que Negan me enseñaría pero me llenaba de curiosidad.
—¿Me vas a sacar de aquí?—pregunté haciéndome la entusiasmada pero este tan solo río burlón negando con su cabeza en el momento que abrió una de las puertas del segundo piso.—Carajos.—gruñí, me quedé paralizada ante lo que estaba observando desde la segunda planta.—¿Desde hace cuanto lo tienes aquí?—pregunté, poniendo mis manos en la baranda de tubos que había allí.
—Hace dos días, lo mantuve en cautiverio pero es totalmente indefenso.—comentó Negan respecto a la persona que estábamos observando, él hablaba con esas chicas en la parte de abajo de la planta; reían y parecían halagarlo, yo estaba sorprendida.—Si haces algo estúpido, algo que me moleste o algo que nos afecte, él morirá delante de ti.—dejando de observar a la persona no tarde en alzar mi vista confundida ante la actitud de Negan, la actitud repentina que mostró ante mi, una nueva amenaza me había lanzado pero hace rato parecía estar lleno de debilidad conmigo.
—¿Qué?—pregunté confundida, su actitud me había confundido y es que él sabía cómo penetrar tu mente, él sabía cómo intimidar, Negan sabía cómo afectar cada debilidad que tú mente podía tener.—No puedes dejarme, no puedes retenerme.—le dije, mantuve firmeza ante su rostro, ante ver cómo esos ojos llenos de oscuridad me miraban y me transmitían inseguridad.
—Molí a golpes hasta llevar a la muerte a dos de tus amigos, le quité las entrañas a un hombre en tu comunidad hace dos días, hice llorar a Carl Grimes y lo hice sentir intimidado, tengo tres comunidades bajo mis órdenes... ¿acaso piensas que no puedo retenerte?—mis ojos se habían cristalizado ante la forma en la que este hombre me había hablado, una forma gruesa y llena de intimidación, veía al diablo delante de mi.—Puedes intentar irte, correr o matar más de mis hombres pero si lo haces, vas a volver implorando piedad o que te devuelva a las personas que te voy arrebatar, una por una.—mis lágrimas se escurrieron por mis mejillas mientras a lo lejos en la parte de abajo de la planta observe a Nathan mirarme, mirarme fijamente y también ver cómo él observaba a Eugene, a quien habían traído.
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