Capítulo XV

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Capítulo XV

⸺ ¿Natasha? ⸺ la espía lo ignoró y aceleró el vehículo a fondo, haciendo que sus compañeros se balancearan en la parte de atrás.

⸺ Luego te cuento, sólo sostente bien⸺ le dijo de mala gana, al notar la insistente mirada de Clint en el asiento trasero. Bucky, por su parte, guardó silencio, pero, había una pequeña sonrisa en sus labios que la hizo desear darle un golpe.

¿Por qué Steve había tenido que hacer eso en ese preciso momento? ¿Frente a los demás? ¿En serio? Bufó, exasperada y se concentró en el camino. La carretera llegaba hasta cierto punto, alejado un par de kilómetros del agujero negro que seguía expandiéndose a medida que absorbía toneladas y toneladas de arena por segundo. Natasha detuvo el vehículo y todos se apearon de un salto, preparando sus líneas de seguridad. Éstas eran largas estacas de titanio que se introducían en terreno firme y se hundían un par de metros antes de desplegarse bajo la tierra, ofreciendo un ancla segura a quién la portara. Las estacas iban unidas a la persona a través de una fina pero resistente cuerda hecha de una aleación de vibranio que era virtualmente irrompible, volviéndose su única y pequeña seguridad frente al monstruo al que le hacían frente.

300 metros. 315 metros.

Los indicadores mostraban que el agujero negro aún tenía proporciones controlables, aún podían hacer algo. Tony y Wanda habían bajado y se habían anclado cerca de sus compañeros, en un pequeño grupo de palmeras que rodeaban el área. Las palmeras crecen a la misma altura sobre y bajo la tierra, por lo que sus profundas raíces eran un buen punto de apoyo en medio de toda aquella desolación. Stephanie aseguró su línea y se acercó a Clint, tocando su hombro y apuntando hacia un punto sobre el agujero negro. El aire se sentía ligero y la cabeza comenzaba a darles vueltas y es que un agujero negro absorbe toda la materia, incluyendo el aire.

⸺ Clint, dispara hacia arriba, directo hacia arriba⸺ le ordenó y el arquero la miró extrañado, pero, obedeció.

Jaló la cuerda del arco con fuerza y se estiró hacia arriba, disparando en línea recta hacia arriba. La flecha alzó el vuelo hasta cierta altura y mantuvo su trayectoria hasta que la fuerza gravitacional comenzó a arrastrarla hacia el vórtice frente a ellos.

⸺ Tony, cuando te diga, despliegas⸺ ordenó, ganándose un asentimiento del castaño. Stephanie la observó alejarse y rezó en su interior⸺ Un poco más, sólo un poco más...⸺ murmuró entre dientes, hasta que la flecha llegó al punto límite⸺ ¡Ahora! ⸺ gritó, expectante y Tony presionó el dispositivo en su muñeca, provocando que la flecha estallara en cientos de pequeños trozos luminosos que desafiaron la succión del vórtice para desplegarse en forma de red, rodeando el agujero negro. El viento dejó de arreciar poco a poco y todos se permitieron sonreír.

357 metros.

Steve y Nate se ubicaron en los extremos del grupo y, los demás, se fueron ubicando entre ellos, posicionándose en formación de abanico.

⸺ Cuando yo diga, disparen. Tony, listo el contenedor⸺ ordenó el espía y todos asintieron, tomando posiciones. Nate posicionó los pies con firmeza en el suelo y respiró hondo, pensando en que aquello estaba siendo demasiado sencillo. Y nada que fuera demasiado sencillo podía estar bien⸺ ¡Disparen, ahora! ⸺ gritó y todos abrieron fuego contra el vórtice contenido, consiguiendo envolverlo en una serie de halos brillantes que le impedían crecer y que, a su vez, lo volvían más y más pequeño.

Tony alzó el vuelo y abrió el contenedor que llevaba, dejándolo caer sobre el vórtice. El agujero comenzó a hacerse más y más pequeño al ser absorbido con rapidez por el contenedor. Aquello puso una sonrisa en el rostro de Stephanie. Con el aliento agitado, miró a Nate y él le devolvió la sonrisa, aliviado de que aquello hubiera funcionado. No estaban seguros de que aquello fuera un buen plan y, aun así, estaba funcionando. Sin embargo, en ese momento, en el que se sentían imparables, un golpe de luz dorada y ardiente tras ellos encendió en llamas las palmeras de las que se sostenían, lanzándolos a varios metros de distancia. Steve, por instinto, jaló a Natasha y la cubrió con su escudo mientras rodaban por las dunas hasta caer a pocos metros del contenedor que aún estaba absorbiendo el agujero negro.

Abrazados en la arena, observaron con asombro a la mujer que avanzaba entre las llamas sin ser rozada por ser ellas. La desconocida observó a su alrededor y, al ver a la capitana y su esposo, sonrió.

⸺ Oh, los encontré⸺ dijo con entusiasmo casi infantil, ampliando su sonrisa. Sus ojos dorados brillaron y el oro líquido en ellos bailó con entusiasmo. Stephanie se puso de pie de un salto y puso el escudo delante de ella, apuntándola con su mano izquierda.

⸺ ¡Esta vez no te saldrás con la tuya, Aelyanna!⸺ le gritó y la diosa echó la cabeza delicadamente hacia atrás, riendo entre dientes.

⸺ ¿Segura de eso? ⸺ murmuró con su voz terrible y chasqueó los dedos, abriendo el portal tras ella por el que se adentraron oleada tras oleada de soldados estelares.

Los soldados de Aelyanna vestían armaduras de un acero negro y brillante que parecía reflejar el brillo de las estrellas lejanas, pero, sus rostros, medio escondidos por los yelmos de púas, eran terribles. Criaturas humanoides, enormes, de piel oscura y surcada de terribles cicatrices, boca grande, de labios finos y dientes afilados como agujas que se lanzaron sobre ellos con las alabardas por delante, gritando y desconcertándolos. Sólo Stephanie y Nate los habían visto antes y, no por ello disminuyó el escalofrío que les recorrió la espalda. El espía fue el primero en abrir fuego, sacando a sus compañeros del terror que pareció helarlos por un segundo. Aquellas cosas eran mil veces peor que los esbirros chitauri, mucho peores, pero, no podían darse el lujo de asustarse.

Tony planeó sobre ellos, disparando desde el aire y dándole tiempo a los demás de ponerse de pie y responder al ataque. Nate, Natasha, Bucky, Steph y Steve abrieron fuego mientras que Wanda se alzaba por los aires, cubriéndolos desde arriba, junto a Tony. Aelyanna observaba la escena con tranquilidad, jugando con un hilo de energía entre sus dedos. Alzó la vista, observando al sol brillante sobre ella, sintiendo el fragor de la batalla a su alrededor, escuchando los gritos y las órdenes sin prestarles demasiada atención. Ellos eran hormigas. Insectos bajo las plantas de sus pies. No era a ellos a quienes quería enfrentar... la estaba esperando a ella. Pero, al parecer, para llamarla, tendría que subir la apuesta.

Bucky amartilló su rifle modificado y disparó una vez más, manchándose el rostro de sangre negra y caliente que le quemó la piel. No le importó. Cuando una garra lo cogió por la espalda y lo arrojó lejos, apretó los dientes, intentando ponerse de pie, de inmediato, pero, sintió el peso de un cuerpo enorme sobre él y el dolor punzante de unos dientes clavándose en su omóplato. Wanda, al escuchar su grito de dolor, dirigió hacia él su energía y le sacó al soldado de encima, elevándolo ligeramente y empujándolo con suavidad hacia un costado, lejos de la pelea, para ponerlo a salvo. Aelyanna la observó con cuidado y recordó a la muchachita de la otra dimensión, la única que había podido hacerle daño. Llevó sus dedos a la pequeña marca que lucía su perfecta mejilla y se decidió. Ella sería la carnada perfecta.

Con un movimiento de su mano, comenzó a desestabilizar el contenedor, el que vibró y dejó escapar parte de la energía del vórtice, atrayendo peligrosamente a Wanda hacia él. En ese momento, Bucky alzó sus ojos cansados hacia ella e intentó incorporarse sin éxito.

⸺¡Wanda, no!⸺ gritó, llamando la atención de Clint. El arquero corrió hacia ella, atrapándola por la muñeca y empujándola hacia un costado mientras el vórtice se abría un poco más y lo jalaba con fuerza descomunal hacia él.

⸺ ¡Clint! ⸺ gritaron Natasha y Wanda al mismo tiempo, mientras que Steve y Nate se arrojaban hacia él, intentando retenerlo y siendo succionados también.

Tony se acercó y los cogió a cada uno por un pie, usando la fuerza de sus propulsores para pelear contra la fuerza de succión. Clint gritó de dolor al sentir sus huesos partirse por la fuerza contraria que ejercían ellos en contra de la succión. La muñeca de Nate también se rompió, y, con un grito, se forzó a sí mismo a seguir sosteniéndolo, pese al dolor. Aelyanna resopló suavemente, divertida, e intentó mover un poco más el contenedor, cuando alguien apareció repentinamente en su línea de visión. Stephanie se arrojó contra sus piernas, desestabilizándola brevemente, antes de que ella cambiara su densidad, volviéndose intangible y apareciéndose un par de metros por detrás de la capitana.

⸺ Qué molesta eres...⸺ exclamó, alzándola del suelo con un movimiento de su mano y apretando su cuello, haciéndola jadear, cada vez más falta de aire. Estaba a punto de romper su cuello cuando una ligera mano se posó sobre su hombro antes de empujarla lejos.

La presión cedió y Stephanie cayó al suelo con un fuerte estrépito, tosiendo para intentar recuperar el aliento. La concentración de Aelyanna cedió y los soldados desaparecieron al ya no poder seguir siendo controlados por su ama. El contenedor tembló un momento, liberando más energía que hacía unos momentos. Steve y Nate ya no pudieron más. Clint se les escapó de las manos como agua entre los dedos y fue absorbido en medio de un grito que se repetiría en sus mentes por años.

⸺ ¡Clint! ⸺ gritó Natasha y Wanda se llevó las manos a la boca mientras comenzaba a llorar y el resto de sus compañeros se congelaba en su lugar. Tony, saliendo de asombro, se forzó a sí mismo a dispararle un nuevo contenedor al vórtice, el que se cerró de golpe, deteniendo el fuerte viento y el ruido. En medio de aquel repentino silencio se escuchó claramente la voz de Aisha, quien miraba a Aelyanna desde arriba.

⸺ Esta vez no podrás con ellos, Caminante de Estrellas. No te dejaré seguir cosechando vidas inocentes...⸺ le advirtió. El cabello de Aelyanna comenzó a flotar a su alrededor, al tiempo que sus ojos parecían destellar y se ponía en pie lentamente.

⸺ Acabaré con toda la vida del universo y tú te convertirás en un recuerdo. Igual que mi gente⸺ le advirtió, chasqueando los dedos y desapareciendo en medio de un remolino de arena negra.

El equipo permaneció en un silencio sepulcral hasta que un sollozo de Natasha lo rompió, resonando en medio de aquella desnuda llanura. 


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