Hola, mi nombre es (tn) (tp) tengo 19 años, mi cabello es de color (tc) y mis ojos son (to) esta historia no es la típica romántica en la cual una chica comparte gustos con un compañero de curso y la chica es estúpidamente insegura y él es el sexi chico popular de la clase, esto es distinto...por favor se pide discreción.

Estaba caminando a mi nueva escuela, no estaba nerviosa ya que no me importa estar sola y además se defenderme bien, mi reputación no es muy linda que digamos, en mi otra escuela era conocida por defender a los más tímidos...además se boxeo, mi tía me enseño así que estoy entrenada.

Al llegar vi a unas chicas mirándome directamente y hablando.

- Mira que horrible cabello ¿acaso no se peina? – dijo una de las chicas mientras se reía.

- Parece lunática, además mira su ropa, los bototos pasaron de moda – dijo otra chica ¿Qué tienen con mis bototos? Son clásicos y roqueros.

- ¿seguirán hablando de mí mientras creen que no las escucho? Ahora díganme donde esta este salón y podrán seguir hablando de mi - dije mostrándoles un papel con el número de sala.

- Cla-calro, sigue derecho segundo pasillo a la derecha – dijo una de ella mientras apuntaba a el pasillo.

- Gracias – camine por el pasillo y encontré a un montón de chicos molestando a un chico castaño claro de ojo color miel.

- Déjenme, no les he hecho nada – dijo el pequeño de ellos que estaba acorralado en la pared.

- Vamos enano, danos tu dinero y te dejaremos en paz – dijo un chico alto rubio de ojos verdes.

- Les dije que no tengo nada – dijo el castaño.

- Tu padre es detective, tu madre abogado y tu hermana mangaca, debes traer dinero – dijo uno de los chicos.

Yo harta de aquella situación me acerque y me aclare la garganta.

- Dejen al chico en paz – dije mostrándome tranquila.

- ¿Qué dijiste mocosa? Las niñas no deben meterse en cosas de adultos – dijo un pelirrojo de ojos marrones.

- Lo que no tengo de tamaño lo tengo en cerebro, pero veo que eres demasiado alto como para entenderlo (traficando rimas) – dije mirándolo a los ojos y poniéndome frente al joven.

- Vamos no me llegas ni a los talones, además ¿piensas matarme con la mirada? – dijo el rubio mientras que el resto de idiotas se reía.

- Dicen que a los perros callejeros se le intimida con la mirada – conteste.

- Vámonos chicos, no perdamos el tiempo con estos idiotas – dijo un pelinegro de ojos azules mientras me guiñaba un ojo.

- Idiotas – susurre, me di la vuelta y el chico se me quedo mirando - ¿estás bien? – pregunte acercándome a él.

- S-si ¿Qué quieres de mí? – pregunto nervioso.

- Con saber tu nombre estará bien – dije sonriendo.

- Me lla-llamo Jean Seymour - dijo sonrojado.

- Muy bien Jean, mi nombre es (tn) (ta) un placer – dije tomando su mano.

- Igualmente – contesto el cuándo escuche la campana.

- Bueno Jean, nos vemos – dije entrando a la sala que me correspondía y el venia atrás.

Me senté en el último asiento al lado de la ventana y el chico se sentó al otro lado de la sala también en el último puesto.

Entro el maestro, era bajito delgado y tenía el cabello naranjo y los ojos verde agua.

- Buenos días muchachos, muchachas y bestias – dijo nuestro profesor a lo que todos reímos, él iba a seguir hablando pero alguien toco la puerta – adelante – dijo el profesor.

- Lo sentimos profe, es que estábamos en el baño – dijo el chico rubio de antes.

- Ya llegaron tarde trio de vestías, vallan a sentarse antes de que les haga reprobar la clase – dijo el profesor pegándoles en la espalda a los chicos con un libro.

- Está bien, está bien – dijeron sentándose, el rubio adelante del pequeño castaño, el pelirrojo a su lado y el pelinegro frente a mí.

- Muy bien jóvenes y vestías, tenemos a una nueva alumna, señorita pase adelante por favor – dijo mi profesor apuntándome, me levante de mi asiento y fui al frente.

- Hola mi nombre es (tn) (ta) tengo 19 años y el primero que me moleste le daré clases de boxeo gratis, fuera de eso espero que nos llevemos bien – dije haciendo una sonrisa forzada.

- Está bien señorita siéntese – me fui a sentar y la verdad la clase estaba muy aburrida hasta que por fin pudimos salir al receso.

- Oye novata – dijo el rubio deteniéndome.

- Tengo un nombre cachorro – dije liberándome de su agarre.

- Yo también enana, mi nombre es Jacob, el pelirrojo es Andreu y el pelinegro Tobías – dijo apuntando a todos.

- Un placer yo soy pequeña patea traseros, así que aléjense – dije empujándolos y saliendo de la sala.

- Oye (tn) y-yo quería darte las gracias por ayudarme antes – dijo Jean.

- De anda, además me dio la oportunidad para hacer tres enemigos y un nuevo amigo – dije despeinándolo ya que es 2 o 3 centímetros más bajo que yo.

- Está bien ¿Qué tal si vamos a almorzar después? Yo invito – dijo Jean sonriendo muy dulcemente.

- Está bien, en ese caso yo invito el postre – dije riendo, algo me dice que seré muy buen amigo de este pequeño.