10. Cena

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Disclaimer: Ni la historia ni los personajes me pertenecen.

Capitulo 10. Cena

SerePOV

Estaba sentada en mi sofá comiendo un tazón lleno de cereal de canela del Capitán Crunch, viendo las noticias cuando la cabeza de Haruka se asomó por la puerta.

Gatita, ¿Mich ya se fue? –Estaba susurrando.

Asentí y puse el tazón en la mesa y después fruncí el ceño por que los dos habíamos coordinado nuestros horarios tanto como pudimos y los viernes entrabamos tarde a clases para que así Haruka pudiera "dormir durante su resaca del jueves".

¿Qué putas estas haciendo aquí? Las clases no empiezan hasta las 11...­

Si, si. –Movió la mano y se sentó junto a mí.

Necesitamos una reunión. Por cierto, bonitas pijamas.

Rodee los ojos y mire hacía abajo a mis pants de Cenicienta. Esta bien, tal vez era tiempo de que los tirara.

–¿Qué? –Pregunte, sin nada de interés.

–¿Quieres escuchar lo que haremos esta noche?

–Seguro. Suspire.

–Tendremos una puta pendejada de sushi en mi apartamento con Beethoven, Yo Yo Ma y Michiru. Lo mire sin ninguna expresión en el rostro.

–Pero... pero hoy es noche de películas. Se supone que veremos Eurotrip. Por que Scotty no sabe... Saque mi labio e hice un puchero.

Lo haremos temprano. Necesito reacomodar todo de cualquier forma... espera ¿No escuchaste lo que te dije? Tengo que formar parte en una cita doble. En una cita doble con pescado crudo. El único pescado que debería comer un viernes por la noche es...

Levanté la mano y tuve arcadas.


En serio, Gatita, tienes que ayudarme.

Así que... ¿Vas a comer sushi con Michiru, Seiya y la que no debe ser nombrada? Haru asintió.
Michiru. Esa víbora traidora. Ni siquiera me lo había dicho.
A alguien la iban a ahorcar cuando llegara a casa.

–Eso es estúpido, Seiya no come sushi. –Dije, con una mueca.

–Ese es exactamente mi punto. La pelirroja tiene que irse.

Mi corazón dio una pequeña vuelta de emoción cuando comprendí lo que estaba diciendo.

–¿No te cae bien?

–¡Mierda no!. Es demasiado agradable, es desesperante y patético. Y nos hizo omelets orgánicos el otro día cuando se quedo a dormir.

Se dio cuenta de lo que había hecho y se tapó la boca. Comencé a respirar con dificultad y apreté los puños.

–Um, como sea ¿omelets orgánicos? ¿En serio? ¿Me veo como un conejo? Y come con la pendejada del meñique levantado. Me saca de quicio.

Y... ¿No te cae bien por que es agradable, come saludable y toma sus cubiertos de una forma que no te gusta?

El suspiró y negó con la cabeza.

–No, es más que eso. Ella piensa que es muy culta por que habla francés y no se que otras mierdas y esta convirtiendo a Kou en una perrita. No me gusta ¡¿De acuerdo?!­

Me reí y le di cinco.

–Por mi esta bien.

–Necesitamos un plan. –Dijo Haruka, rascándose la barbilla.

–La puedo matar. –Le ofrecí.


Algo que no haga que vayamos a prisión.
Golpee mi nariz mientras pensaba.

–¿Podemos partirle la madre?

–Eso involucrara policías. Parece del tipo de chica que presentaría cargos. Oh, ya sé, ¿Qué tal si le dices a Seiya POR QUE putas rompiste con él, regresan, y luego ella desaparece?

Le entorné los ojos y él suspiró.

–Esta bien, plan B. ¿Algún otro plan que no involucre homicidio, golpes o magia? –Preguntó.

Recosté la cabeza para poder ver el techo y tararee.

–Qué tal... si le dices todas las mierdas que la hacen tan irritante, tal vez así Fuckkou se dará cuenta de lo desesperante que es.

No es muy bueno. Dijo Haruka, haciendo una pedorreta.

–Pero lo intentare.

Me da gusto saber que voy a estar sentada en mi casa sola mientras ustedes, traidores, tendrán una orgia.

–No habrá orgias­ Masculló Haru, rascándose la cabeza.

Deberías hacer más amigos.

–Lo sé. Suspiré y gire mi cuerpo hacía él.

–¿Tuvieron sexo? Ella se quedo a dormir, eso significa que si. Y nos metimos manos anoche. Oh Dios, es un puto.

Él no se la cogió. ¿Tú crees que si lo hubiera hecho no se hubiera puesto a babear con tu pobre intento de seducción de ayer en el auto lavado? Claro que no. No le han mojado el pene en un rato

–Luego sus ojos se abrieron y su cabeza se movió hacía a mí.

–¿Mis oídos escucharon bien? ¿Metiéndose mano? ¿En serio?

–Lo besé, quería que habláramos pero... tú sabes como soy cuando estoy con él. Tiene un tipo de poder sobre mis partes femeninas. No puedo creer que se haya quedado a dormir, en su cama. Ahí era donde estaba sentada ayer. Chinga mi vida.

Haruka se encogió de hombros y puso su mano en mi hombro.

–Se que te hará sentir mejor.

–¿Qué? Escribamos 'USC apesta' en su auto.

Me reí y corrí para tomar una barra de jabón.

Después de graffitear con éxito el Volvo de Seiya, nos cambiamos y nos fuimos a la escuela. Teníamos dos clases juntos y después de eso ya estaba libre pero Haru tenía clases especiales de Matemáticas por que era pésimo en la preparatoria. Estúpido. Así que me dio las llaves de su auto y me dirigí al estacionamiento para irme a casa.

Cuando estaba abriendo las puertas de la universidad, vi a un chico caminando hacía mí y como que lo vi dos veces. Era el chico de la piscina, traía puestos unos Ray­ Bans, lo que me recordó a Seiya por que, cada puta cosa me recordaba a ese pendejo. Decidí tomar ventaja de la situación así que me puse en actitud de Serena sexy y tome su brazo cuando paso a un lado de mí.

–Hey. –Dije cuando me vio, sorprendido.

–Creo que vives en el mismo edificio que yo. Te vi en la piscina la semana pasada. Se quitó los lentes para revelar unos sexys ojos Violetas y sonrió.

–Si, te recuerdo. –Dijo, poniendo su libro en el otro brazo. Y casi me vengo en los pantalones por que... él tenía un acento, creo que era uno australiano. Y chingame, los acentos eran mi debilidad.

–Soy Serena Tsukino­ le di mi mano y el la sacudió ligeramente.

–Gusto en conocerte, Serena Tsukino. Soy Diamante Black.

Diamante era tan sexy. Se quito un mechón de su cabello Plateado de los ojos y me guiño un ojo. Su cabello era más largo que el de Seiya y más despeinado si eso era posible. Bueno, se veía más desalineado que Kou, pero de una muy buena manera.

Y luego quise golpearme por estar parada frente a un chico buenísimo y compararlo con Seiya.

Puso una mano en el bolsillo de sus desgastados jeans y se acercó un paso.

–¿Y, de donde eres?

–Washington. Respondí, arrugando la nariz.

No quieres saber.


¿Es tu primer año aquí? –Asentí.

–Si ¿Y tú?

Estoy en segundo. –Dijo, protegiendo sus ojos del sol con un libro.

–¿Te gusta California?

–La amo, nunca regresare a mi casa. El se rió y asintió.

–Yo tampoco. Voy tarde a clases, pero... ¿Tienes planes para esta noche, Serena?

La manera en que dijo mi nombre hizo que sintiera mariposas en el estómago.

–No, no en realidad.

Unas personas irán a mi casa ¿Quieres que te de mi número para que me llames por si te dan ganas de ir?

Saqué el teléfono de mi bolso para que me dijera su número, sintiéndome enseguida aliviada por que estaría ocupada y no sentada en casa pensando en el desastre de cena que estaría al final de mi pasillo.

Le di a Diamanate una última comida con los ojos antes de despedirme de él y de dirigirme al auto de Haru.

–Scotty doesn ́t know... don ́t tell Scotty... Scotty desn't knowww... –Haruka y yo cantamos juntos y nos ganamos una mirada fea de Seiya mientras pasábamos por la puerta.

–Estoy decidiendo a cual de los dos debería golpear en la cara primero. Murmuró, entornándonos los ojos.

–¿Qué hice? –Pregunté.

–Huh. ¿Crees que no reconocería la horrible letra en que esta con jabón en mi auto?

Me reí y Haru me palmeó la espalda. Seiya me enseño el dedo.

–En su defensa, la crema de afeitar fue mi idea. –Haruka le dijo, encogiéndose de hombros.

Creo que debes irte de mi apartamento. Me dijo, apuntando la puerta.


Deja de ser tan pendejo. Dijo Haru, rodándole los ojos.


No, esta bien. Me pare del sofá y me estiré.

–De todas formas tengo planes.

Me tropecé cerca de la puerta y al propósito pase mi mano por la entrepierna de Seiya cuando pasé cerca de él y el tipo como que gruño pero no de manera sexy y me fui rápidamente de ahí.

–Que se diviertan en su cena. –Le dije de mala manera. Y luego me reí y azoté la puerta tan fuerte como pude cuando salí. Solo para que se diera cuenta de lo molesta que estaba.

Me bañe y me puse unos jeans y una playera por que Diamante estaba usando una playera sencilla y jeans rotos cuando lo vi, por eso concluí que no era del tipo que tenía que impresionar con la ropa de diseñador de Mich. Francamente, parecía que le importaba una mierda.

Intente poner mi cabello esponjado y alborotado como el de la zorra pelirroja pero claro, el mío no se veía así de bien. Me rendí y lo llamé. Él de verdad se oía emocionado cuando me escuchó. Le di el número de mi apartamento y me dijo que pasaría por mí en un rato, así que me senté en la sala y evite a Michiru, le estaba aplicando la ley del hielo, no le había hablado en todo el día y Haru le dio mi mensaje de que no era bienvenida en nuestra tarde de películas. Como después de media hora, escuche un golpe en la puerta y estaría mintiendo si dijera que no corrí hacía ella. Tomé mi bolso y abrí la puerta de un jalón para ver a Diamante parado ahí, con la misma ropa que estaba usando en la mañana. Que bueno que no me esforcé en arreglarme por que me hubiera visto como una imbécil.

Hola. Murmuré, cerrando la puerta. El sonrió y puso su mano en la parte baja de mi espalda mientras bajábamos las escaleras.

¿Cómo estuvo el resto de tu día?

Aburrido. Contesté.

–Estoy feliz de haber salido del apartamento...

Y ¿A quien vimos subiendo las escaleras? Madame Robanovios, en persona, cargando una bolsa de papel con el nombre de un restaurante japonés.

Oh... Hey Serena. –Dijo nerviosamente.

Si el chico no estuviera parado junto a mi, probablemente le hubiera tirado el sushi al suelo y lo hubiera pisado hasta que desaparecerlo. En vez de eso sonreí y cruce los brazos sobre mi pecho.

–Hey. Apunté la bolsa. –¿La cena?

–Si, es... sushi.

–Oh, amo el sushi, pero Seiya lo odia, por eso nunca lo comíamos.

–¿Lo odia? –Me miró con curiosidad y yo asentí.

–Oh...Oh, y si me besé con él anoche. Pendeja.

–Si, bueno, ¡Diviértanse! –Agarré la mano de Diamante solo para que la perra pudiera verlo y decírselo a su maestro y nos salimos de ahí para tener nuestra cita.

SKPOV

Junte mis palillos un par de veces y moví la comida en mi plato para que pareciera que la había tocado. Haruka, ese cabrón instigador, se mordía los labios para no reírse.

La cena no era para nada agradable, Haruka me había puesto furioso al cometer vandalismo en mi auto, Mich estaba toda melancólica y Kakyu estaba... bueno, siendo ella misma.

–¿Qué pasa, Seiya? ¿No te gusta? –Ella me miró y levantó una ceja.

–No, esta bien. Mentí, metiendo un pedazo en mi boca, intente tragarlo como si fuera un trago, para no saborearlo. Me atragante un poco, por que no es fácil tragárselo así cuando no es algo liquido.

Sere no me habla. –Dijo Mich en voz baja desde el otro lado de la mesa. ¿En serio, Michiru?
Solo la ignore y pretendí que no la había escuchado.

–¿Por qué no? –Preguntó Haruka, completamente indiferente, mientras apuñalaba los rollitos de sushi con los palillos, haciendo mucho ruido cuando el plato golpeaba la mesa.

Por que eres un pendejo y le dijiste de esta cena. ¿Por qué hiciste eso?

Tiene razón. Añadí, negando con la cabeza. Maldito Judas.

Salió en la conversación. Contestó Haruka, encogiéndose de hombros.

–Bueno, tal vez deberías dejar de juntarte tanto con ella todo el día y así no tendrías conversaciones con esos tipos de accidentes, traidor. –Le hice una mueca desdeñosa y tire mis palillos.

–Tal vez lo haría, si tú no fueras tan amargado y salieras con ella de vez en cuando. Me dijo de mala manera, y sus ojos se movieron hacía Kakyu.

Vete a la chingada. –Murmuré, cruzando los brazos sobre mi pecho.

–Come mierda. –Me lanzó un palillo y un poco de arroz cayó sobre la mesa y el palille pasó cerca de mi cabeza y cayó en la alfombra. Los dos comenzamos a reírnos a carcajadas y Kakyu suspiró.

No se por que hacen tanto alboroto. Serena se veía bien cuando la vi hace un rato. Mi cabeza giró hacía su dirección y fruncí el ceño.

–¿La viste?

Si, cuando venía subiendo las escaleras. Estaba tomada de la mando de un chico... La mesa se quedo en silencio y Haruka se aclaró la garganta.

–Oh si, tenía una cita esta noche con este chico que vive en uno de los otros edificios...

¡¿Gasparin?!­ Michiru gritó, sacando su teléfono se su bolsa.

–No puedo creer que ni siquiera me contara que tenía una cita. Bien hecho, pendejos, están separando nuestro grupo. Nos frunció el ceño a Haruka y a mí.

Tal vez era una mierda... o mucha más que una mierda que yo estuviera cenando con otra chica y todo en lo que podía pensar era en que Bombón estaba afuera con otro chico pero no podía evitarlo. Estaba furioso. Se había besado conmigo la noche anterior y me había dicho que me amaba, y ¿Luego sale con otro chico? Uh...entonces me di cuenta de lo hipócrita que estaba siendo así que me quede sentado e intente esconder mis celos y furia, apretando los puños debajo de la mesa.

Mich estaba ocupada intentando llamar a Serena, quien no contestaba su teléfono, guardo su celular en su bolsa y todos estábamos sentados, sin hablar, sintiéndonos incómodos como la chingada. Haruka comenzó a silbar el tema de Three ́s Company y pateaba su silla tan fuerte como podía hasta que casi se cae al suelo.

Um... ¿Quién quiere Saki? –Kakyu preguntó, sosteniendo una botella.

Yo. –Haruka y yo dijimos al mismo tiempo. Me tome el resto del agua que estaba en mi vaso y lo deslice por la mesa.

–Eh, se supone que te lo tienes que tomar como, un shot.

–Llena todo el vaso. –Dije, interrumpiendo a Kakyu. Ella me vio con curiosidad por unos minutos y después se encogió de hombros y llenó el vaso.

Resulta que es mala idea tomar mucho Saki. Haruka y yo lo aprendimos de la mala manera. Especialmente si todo lo que comiste fue pescado crudo y un par de granos de arroz. Cualquier esperanza de que fuera una cena agradable habían desaparecido hace mucho, así que Haruka y yo la cortamos cuando sugerimos una lucha entre USC vs. UCLA. Perdí, pero en mi defensa, estaba muy borracho.

Después de nuestra desastrosa y dolorosamente incomoda cena, Kakyu se fue toda enojada. Había insinuado que quería quedarse y si no hubiera estado ebrio probablemente la hubiera dejado pero por alguna razón tenía a Serena en mi cabeza y no me sentía con ganas de fingir, así que mentí y dije que me iba a la cama y Haruka y yo seguimos bebiendo después de que ella y Mich se fueron. Cerca de la medianoche Haruka se fue con Mich para coger y yo me acosté en mi cama viendo mi teléfono. Mi cabeza daba vueltas y casi no podía escribir pero me las arregle para poder decir lo que quería.

¿Estas en casa? Ven aquí.

Serena, la idiota esa, tardo como... 20 minutos en contestar. Me estaba quedando dormido cuando sentí mi teléfono vibrar en mi pecho.

¿Por que?

Rodee los ojos y maldecí mentalmente a quien sea quien inventó los mensajes de texto por que era muy irritante y tardaba mucho.

Quiero verte.

Ella no respondió, pero después de unos minutos escuche la puerta azotarse. Me imagine que no era Haruka por que era viernes y probablemente estuviera cogiendo a Mich hasta el amanecer. Mis sospechas fueron confirmadas cuando Serena metió la cabeza por la puerta y después entro, suspiró y cerró la puerta y se recostó sobre ella y me miró.

¿Qué es lo quieres, Seiya?

Estiré el brazo por un lado de la cama y le hice señas.

–Acuéstate. Murmuré cuando se puso a un lado de mí.

–No. Ella durmió en esta cama, ni siquiera quiero estar en este cuarto en este momento.

Haruka. Estaba. Muerto. Gemí y rodé hasta acostarme en mi estómago.

–Solo metete a la cama. –Dije con la cara en la almohada y poniendo mi brazo alrededor de su muslo. La sentí tensarse pero no se movió o me empujo ni se me metió en la cama como le dije.

–Te dije anoche que te amaba ¿Tienes algo que decir acerca de eso?

–No. –Contesté, sin levantar la cabeza.


–¿Estas ebrio?


–Si.

Ella suspiró y cuando la vi, se estaba pellizcando el puente de la nariz. Deslice mi mano por su pierna, sobre su trasero y tome su cadera y luego la tome del otro lado con la otra mano y la puse encima de mí.

–Ella durmió aquí pero no paso nada. –Le confesé. Su rostro estaba a centímetros del mío y mis manos estaban alrededor de su cuerpo.

No es que sea de tu incumbencia.

Bombón arrugó la nariz y la acercó a mis labios, olfateando un par de veces.

¿Qué putas estabas tomando? Huele como a fruta.

Saki. Y... cerveza. Y una cosa que era de melón que Mich dejo aquí cuando la cerveza se acabó.

Ella se rió y negó con la cabeza.

–Controlaste mucho tus bebidas.

Si, bueno... estaba enojado.

–¿Por qué? –Ella se sentó a horcajas sobre mi cuerpo, estaba estratégicamente arriba de mi muy obvia erección. Genial.

Por que... estabas en una cita con otro chico.

Tú estabas con otra chica.

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