Es increíble como los meses pasaron en un abrir y cerrar de ojos.

Desde hace un tiempo Mitsuru-kun y yo hemos pasado más tiempo juntos y eso ha llevado a que él se quede conmigo en la noches en caso de que me sienta mal a causa de algún síntoma del embarazo.

Fue gracias a esos días que platicamos algunas cosas y llegamos a la conclusión de que un día tendríamos que vivir juntos para poder criar a nuestro hijo, por lo que ambos hablamos con Hachi-san y Nana-san para solicitar una cama que fuera lo suficientemente amplia para los tres, aunque no recibimos lo que queríamos no podíamos dejar de estar satisfechos por lo que nuestros cuidadores nos facilitaron.

Con la autoridad que Ichigo-chan ejercía dentro de los mandos logró que nos asignaran a un cuarto distinto a los cuales residían el resto de los niños. Prácticamente era nuestro hogar; teníamos nuestra cama, un sillón, una mesa y sus respectivas sillas y nuestro propio baño.

Creo que nunca voy a terminar de agradecerle a Ichigo-chan por lo que hizo por nosotros.

A estas alturas mi vientre ya era un bulto bastante visible incluso con mi ropa de maternidad.

En lo que respecta a los cultivos, estos permitieron que los parásitos pudieran comer alimentos que no fuera enlatados luego de mucho tiempo, más de cuatro meses si hablamos de una cantidad aproximada.

Por mi lado yo nunca me había sentido tan feliz y creo que eso no hubiera sido posible sin el apoyo de Mitsuru-kun y todo ese cariño que nos entrega al bebé y a mí.

Estamos en la sala donde duerme el resto del escuadrón y a unos metros de nosotros se encuentra Miku registrando todas las maletas que se encontraban en el lugar.

Yo solo solté un suspiro al verla tan enérgica y hábil, mientras yo me encuentro sentada frotándome el estómago y Mitsuru-kun se encontraba sosteniéndome por la espalda.

- ¡Aquí esta! - celebra Miku. Ella se acerca rápidamente a nosotros y nos muestra una muñeca que parece haber sido hecha a mano.

Un dolor rápido recorre mi cabeza mientras ella sigue sonriendo ante su hallazgo.

- Esto era tuyo – Asegura Miku, colocando la muñeca en mis manos – la traje por ti hace mucho tiempo, cuando se los llevaron a re adoctrinamiento – lo último lo dice en un susurro y se puede notar la pena que le da decirnos eso

Sostengo la muñeca en mis manos y rápidamente mi vista se dirige hacia Mitsuru-kun, quien está sosteniendo su cabeza de un lado.

- ¿Te duele también? – le pregunto

El asiente.

- Gracias, Miku - digo, acariciando ligeramente el cabello de la muñeca.

Me pregunto por qué algo tan simple había provocado ese dolor en nuestras cabezas al observarla.

- Creo que sería un buen primer obsequio para su bebe –

Ella sugiere eso con un poco de vergüenza, pero yo no puedo evitar emocionarme al ver como mi amiga se preocupa por mi futuro hijo

- Muchas gracias Miku – las palabras de Mitsuru suenan sinceras y se refiere a ella con cariño, estoy segura que las mías hubieran sonado de la misma forma

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El último mes que Kokoro-san llevaba de gestación me he vuelto espectador de su nueva rutina al dormir y esta consistía en dar vueltas por toda la cama gracias a que el bebé se mueve mientras ella intenta dormir, es precisamente en las noches donde ese pequeño decide liberar toda su energía y como consecuencia nos hace estar en vela varias horas o al menos hasta que su madre este lo suficientemente cansada para dormir sin importar que suceda a su alrededor.

Pero yo soy un tema aparte.

Disfruto de observar dormir a Kokoro-san durante las noches y me complace ser yo quien cuide sus sueños.

La escucho soltar uno que otro quejido y con eso soy consciente que en cualquier momento ella va a despertar.

- Mitsuru-kun - susurra

Cuando sus ojos se abren no puedo evitar el quedarme observándolos como si fueran lo único que hay a mi alrededor, aunque sucede algo parecido, quiero ser el único que pueda observarlos de esta manera.

Al momento que salgo de mi trance me encuentro a una Kokoro-san completamente despierta, aunque sus ojos demuestran cansancio.

- ¿Estás bien? – le pregunto

- Nuestro hijo no deja de moverse – responde con dulzura y eso la hace acariciar su vientre con adoración – al parecer le va a gustar jugar mucho – esto último sale de sus labios dejando una gran sonrisa en el camino

No doy una respuesta inmediata, pero si me muevo lo suficiente para hacer que las cobijas no nos cubran y yo pueda acercar mis labios al vientre de mi esposa.

- Pequeño, es hora de dormir... - le susurro a su vientre mientras mis manos están apoyados intentando sentir el movimiento de nuestro bebé – Deberías dejar que Mamá duerma y jugar mañana cuando Miku se pegue a tu lado - mis últimas palabras logran sacarle una risa a Kokoro-san

Me sobresalto al sentir su mano acariciar mi cabello, pero a la vez me siento cómodo.

-No tengo ninguna duda de que serás un gran papá – Kokoro-san sonríe y su hermoso rostro es iluminado por la luz de la luna que se filtra a través de las persianas

No puedo evitar sonreír ante sus caricias y de forma cuidadosa me siento en la cama y me acerco lo suficiente a su rostro para poder besarla.

- ¿A que vino eso? - me pregunta y puedo ver como sus mejillas se cubren de un suave rubor que contrasta con su blanca piel

- Solo quería besarte, eso es todo - mi respuesta es totalmente sincera y ella no discute nada al respecto

Mi mano viaja hasta su mejilla y me concentro en colocar un mechón de su rubio cabello tras su oreja.

Ella me sonríe y puedo sentir mi corazón revolotear en mi interior mientras la observo, en mi mente me recuerdo cuán afortunado soy por haber encontrado a una mujer tan perfecta como lo es Kokoro-san.

- Creo que ya se detuvo - me susurra - Podemos seguir durmiendo -

- Buenas noches - le deseo una vez que nos acomodamos para seguir descansando

Espero a que se acomode en mi pecho, busco su mano para poder entrelazarla con la mía, es así como ambos logramos dormir tranquilos.

Cuando soy capaz de sentir su respiración calmada deposito un beso en su frente y cierro mis ojos para seguir durmiendo...