¡Bienvenida Mirai!

Background color
Font
Font size
Line height

- ¡Felicidades Ai-chan! -

Ese grito logró captar la atención de todos los presentes. Era fácil reconocer al pequeño que había gritado y ahora iba corriendo de camino hasta donde se encontraba la pequeña rubia junto a su padre.

Koichi traía en sus manos una pequeña flor, ya que sabía que eran las favoritas de la niña.

Cuando el niño de apenas cinco años estuvo a unos pasos de Ai se detuvo y su rostro se había vuelto rojo, ya que el padre de su amiga estaba junto a ella, casi todos los niños veían a Mitsuru como alguien serio, ya que el hombre de apenas 23 años se mostraba como el padre maduro que era desde que había nacido su primer hijo.

- Ve con Koichi-kun hija - Mitsuru indica con serenidad hasta el niño, que sigue en silencio y con la flor aún en sus manos.

- Buenos días Mitsuru-sama - Saluda el niño con una pequeña reverencia para saludar al adulto.

Ai que se encontraba al lado de su padre sonrió, siempre le causaba gracia que sus amigos se dirigieran a su padre como "Mitsuru-sama".

- Hola Ko-kun - Saluda Ai, uniéndose a la conversación.

El niño se sonrojó ante el saludo de Ai, aunque eso no era raro en él, siempre que hablaba con ella no podía evitar el ponerse nervioso.

- Fe-feliz cumpleaños número 7 - susurra el pequeño, extendiendo sus manitos hacia Ai para entregarle la flor.

- Muchas gracias - responde la niña y con sus pequeñas manos recibió la flor, esa que era su favorita desde hace años, una Strelizia - ¿Vendrás a casa en la tarde? - consulta con felicidad.

Desde hace siete años atrás se había acostumbrado a celebrar el día que había nacido cada niño y hasta el día de hoy se seguía llevando a cabo esa actividad, era una forma de recordarse entre todos que los niños eran motivo de celebración ya que por ellos los nuevos adultos buscaban la forma de seguir mejorando el mundo en que viven.

- ¡Mamá dijo que sí! - exclama Koichi con felicidad - también dijo que le llevaría un regalo a Kokoro-sama y al nuevo bebé - cuando nombró a Kokoro el pequeño no pudo evitar mirar a Mitsuru, como si le pidiera permiso para nombrar a su esposa.

- Los esperaremos entonces, Kokoro-san igual tiene un presente para tu hermanita - dice Mitsuru, dejando ver una leve sonrisa para tranquilizar a Koichi.

- ¿Papá no debíamos ir a casa de Goro-san? - pregunta Ai con inocencia.

- Cierto. Koichi-kun debemos irnos, creo que deberías volver donde tus padres - Mitsuru indica hasta el árbol donde se encontraba la familia del pequeño.

- Sí, adiós Ai-chan, Mitsuru-sama - se despide Koichi con una reverencia para ambos y luego emprende camino hasta donde se encuentran sus padres y su pequeña hermanita.

- Nos vemos más tarde - murmura Ai, agitando su mano hacia donde había emprendido camino Koichi.

En el jardín de su casa Kokoro se encargaba de preparar una merienda para todas las personas que irían a celebrar el séptimo año de su hija, aunque a sus 9 meses de embarazo su movilidad se veía limitada y por eso estaba siendo apoyada por Cho y Miku.

La menor de las chicas, Cho de 14 años se encargaba de los lugares que ocuparían los compañeros de clase de Ai, mientras Miku adornaba el lugar con algunas flores de Strelizia.

Kokoro por su lado se había sentado ya fatigada, su prominente barriga lograba hacer que se cansara más rápido.

- Kokoro-chan ¿Necesitas ayuda con eso? - pregunta la menor de las tres chicas.

- No te preocupes Cho-chan, estoy bien, sólo que el bebé está moviéndose mucho - responde la rubia, mientras sus manos acariciaban su barriga con cariño.

Miku que se mantenía en silencio observaba a su amiga y no podía evitar sentirse orgullosa, Kokoro estaba viviendo lo que había deseado de joven, el dejar una marca para el futuro y su familia era la mejor prueba de ello.

- ¿Qué nombre le pondrás al bebé? - pregunta la pelirroja, dejando de lado sus tareas.

- Ai eligió los nombres, en caso de ser niño se llamará Seki y de ser niña Mirai - explica Kokoro.

- ¿Dejarán que Ai-chan siempre elija los nombres de sus nuevos bebés? - consulta Cho con curiosidad.

Kokoro parece analizar la pregunta, aunque su rostro no deja de mostrar nunca esa dulce sonrisa que posee.

- Ella escogió el nombre de Hideki por sí sola, pero Mitsuru-kun la ayudó está vez -

Las tres chicas quedaron en silencio, aunque este duro poco, ya que se sintió un golpe dentro de la casa. Por su lado Miku alzó el rostro con preocupación, ya que alguien podría haberse lastimado adentro.

- Mamá... - se escucha tras la puerta que da al jardín, aunque esta aún no era abierta.

- Creo que Hideki ha despertado de su siesta - dice Kokoro, poniéndose de pie tan rápido como su cuerpo se lo permitiría.

A pesar del intento de Kokoro, Cho fue más rápida que ella y se acercó hasta la puerta, para abrirla y encontrarse con un Hideki que tenía su rostro somnoliento.

- ¡Cho! - celebra el niño al ver que su amiga estaba en su casa.

- ¡Hola Hideki-kun! - Saluda la joven.

Rápidamente el niño se acercó hasta Cho para abrazarla, aunque se separó de ella al ver que su madre lo observaba. Su rostro se volvió totalmente rojo, para tener casi cuatro años Hideki era bastante tímido, sobre todo si se trataba de su madre.

- ¿Qué sucede cariño? - pregunta Kokoro con ternura.

- Mamá te quiedo - dice el en respuesta, siempre se había sentido mal por darle más atención a otra persona cuando su madre estaba presente.

- Yo también te quiero - Ella se acercó hasta su hijo y le acaricio el rostro con delicadeza.

- ¿Puedo saludar a mi hemanito? - consulta el niño con timidez.

- Adelante -

- Hola Mise - susurra Hideki contra el vientre de su madre, con una mano había hecho contacto con la barriga en forma de saludó.

- ¿Mise? - pregunta Miku unos pasos alejados de Cho, Kokoro e Hideki.

- Es la unión de los nombres para el bebé, como no sabemos su género Ai e Hideki lo llaman así - explica Kokoro.

- Hola Miku-sensei - saluda el niño al ver a su maestra.

A pesar de haberse criado junto a los amigos de sus padres el hijo de Kokoro y Mitsuru siempre le demostraba respeto a cada uno de ellos, quizás porque los veía demasiado mayores que él, a diferencia de su hermana mayor que había nacido cuando la mayoría de los ex-parásitos bordeaban los 14 y 17 años de edad.

- Mamá tengo hambe -

- Iré por tu biberón, espera aquí junto a Cho-chan - dice Kokoro.

- ¡No! - exclama Miku desde donde se encontraba. - Yo iré, Kokoro apenas se puede la barriga y ya ha trabajado mucho por hoy - sentencia la pelirroja consiguiendo la atención de todos en el jardín.

- Gacias Miku-sensei - dice Hideki haciendo una leve reverencia hasta su maestra.

Miku le regaló una sonrisa antes de entrar a la casa de su amiga para ir a conseguir el biberón del menor.

Mientras están a la espera de Miku, Cho tomó los adornos que tenía la pelirroja y continuó posicionándolos por el lugar.

Donde se encontraban madre e hijo se estaba desarrollando una conversación en torno a la decoración que había en el jardín de su casa.

- ¿Mi one-san está con papá? - pregunta el pequeño rubio de ojos azul zafiro.

- Están en casa de Goro e Ichigo -

- Cuando llegue le entegade su degalo - menciona Hideki con orgullo.

En su interior Kokoro se sentía orgullosa de la relación que tenían sus hijos y esperaba con algarabía que el nuevo bebé recibiera ese amor de parte de sus hermanos.

Cho no podía dejar de conmoverse ante las palabras de Hideki, aunque sentía más ternura al escucharlo hablar ya que el pequeño tenía problemas para pronunciar la letra r, pero no por eso dejaba de ser inteligente.


- ¡Pide un deseo enana! - grita Zorome, que se encontraba frente a la festejada.

Mitsuru se encontraba en frente de su hija, estaba sosteniendo un pastel que había hecho Futoshi para ella. La gracia era que Ai soplara la única vela que había sobre la tarta y que de paso pidiera un deseo.

- Quiero que mi hermanito nazca sano, para que mamá y papá estén felices - susurra Ai, para luego apagar la vela.

Cuando la niña alzo su rostro logro ver a su madre con los ojos llenos de lágrimas y por otro lado su padre tenía una sonrisa en el rostro, ella sonrió en dirección a Mitsuru, pero su expresión cambio al ver a su mamá limpiarse el rabillo de los ojos.

- ¿¡Mamá estas bien!? - pregunta Ai con miedo y acercándose rápidamente a Kokoro.

- Estoy feliz, ya estás muy grande - dice Kokoro, sin poder evitar que algunas lágrimas se escapen de sus ojos.

Todos los presentes estaban conmovidos por las palabras de Ai. Entre las personas se podía ver a Miku limpiándose las lágrimas y a Zorome que la observaba con orgullo. Ichigo y Goro tenían una gran sonrisa en el rostro. Futoshi y su familia estaban felices por ella. Ikuno y Naomi la observaban con una leve sonrisa, ya que Ai cada vez sorprendía más con su intelecto tan avanzado.

La velada culmino con una emocionada Ai que abría los presentes que habían traído sus amigos.

No eran regalos extravagantes. Sus compañeros de la escuela le habían traído un set de dibujo, ya que la niña se destacaba bastante en esa tarea; Zorome y Miku le entregaron un collar, el cual era bastante similar al que ellos tenían, solo que el de Ai tenía la forma de un corazón, también tenía tallado su nombre en la parte de atrás. Ichigo y Goro le hicieron entrega de una flor exótica, al parecer Goro la había traído de su última excursión, el regalo había conseguido que Ai vibrara de alegría, mostrándole a todos los presentes su nueva flor. Ikuno y Naomi habían hecho algo diferente, dándole como presente una imagen de ella y sus padres cuando la niña recién había nacido. Pero el regalo que más había disfrutado había sido el de Futoshi y Nimiko, la pareja había confeccionado el pastel, este tenía dibujado a Ai en el medio y atrás de ella se podía ver a Genista, el Franxx que había pertenecido a sus padres.

Aunque sin duda el mejor regalo para Ai era que su madre y su hermano estuvieran bien, la niña tenía recuerdos borrosos de cuando nació Hideki y sabía perfectamente que su madre junto a su hermano habían estado lejos de ella y su padre por complicaciones en el embarazo. Ai deseaba con su alma no volver a pasar por algo así, ella amaba mucho a su familia como para verlos así otra vez.

Un mes después.

- ¡Nos vemos mañana Tadashi! - se despide Ai del hijo mayor de Futoshi.

- Adiós - fue lo único que respondió el niño, aparte de Koichi, Tadashi igual se sonrojaba cuando Ai se dirigía hacia él.

La hija mayor de Mitsuru y Kokoro cogió la mano de Hideki, para emprender el camino a casa. Desde que su madre había entrado al último mes de embarazo ella había querido ser de ayuda para sus padres, dejando que Mitsuru siguiera contribuyendo en sus ocupaciones diarias y permitiendo que Kokoro descansara en casa.

El día que Ai había cumplido los siete años les había pedido a sus padres permiso para irse sola con Hideki hasta la escuela y lo mismo para volver a casa. En un principio ambos padres dudaron, pero la obstinación de su hija los convenció, pero llegando al acuerdo de que su padre los acompañaría hasta el lugar que se cruzaba el camino a la escuela y el camino a Nido, desde ahí en adelante ellos irían solos y de regreso a casa podían ir solos, pero los primeros días fueron acompañados por Miku hasta el mismo punto que usaban de separación al ir a la escuela.

De camino a casa ambos niños jugaron un poco, siempre siendo cuidadosos ya que era una de las condiciones que sus padres les habían dado.

No era demasiada la distancia entre la escuela y la colonia en la que Vivian, una vez que pasaban por el puente que unía ambas locaciones ambos se debatían en una carrera para ver quien llegaba primero a saludar a mamá.

Nunca esperaron que ese día la situación fuera diferente.

Hideki había sido el primero en llegar a la puerta de casa, sin saber que Ai le había dado la ventaja solo para verlo feliz.

Ambos hermanos ingresaron a la vivienda y se extrañaron de no encontrar a su madre en la sala. Hideki camino hasta su habitación para dejar sus dos libros en su mesita, donde correspondían. Ai por su lado camino hasta la habitación de sus padres y al abrir la puerta se encontró con ella vacia, pero algo llamo su atención, los zapatos de cama de su madre estaban en su lugar y se supone que esos son los únicos que usaba en casa.

- Mamá no puede salir de casa... - murmura Ai para sí misma.

- ¡Mamá! - se escucha desde el jardín.

Rápidamente Ai salió de la habitación, haciéndose camino hasta el jardín.

Cuando salió de casa se encontró a Hideki y a su madre, al parecer su hermano había encontrado a su madre en el piso.

Alrededor de Kokoro se veía claramente una poza de agua y ella no entendía a que se debía eso.

- ¿¡Mamá estas bien!? ¿¡Te has lastimado!? - exclama la niña con susto.

La respiración de Kokoro se veía acelerada y a su lado Hideki no entendía que pasaba.

- V-ve por Nana-san - susurra Kokoro con dificultad para respirar.

- P-pe-pero - balbucea Ai con susto.

- ¡El bebé va a nacer Ai! - exclama la joven madre con una sonrisa para tranquilizar a sus hijos.

Solo fueron necesarias esas palabras para que Ai comenzara a correr fuera de la casa.



Había corrido lo más que su cuerpo le permitía, hasta poder encontrar a Nana; quien estaba junto a Hachi en nido como siempre.

Con lágrimas en los ojos Ai le explico lo mejor que pudo la situación y Nana con rapidez llamó a Nani, la cuidadora que había sido su reemplazo años atrás. Mientras Nani intentaba calmar un poco a Ai, Nana envió el aviso al comunicador de Mitsuru y le encargo a Hachi que contactara a Ikuno y Naomi para ir a atender a Kokoro lo antes posible.

Cuando llegaron a casa, Nana se sorprendió al encontrar a Kokoro tratando de tranquilizar a Hideki, cuando era ella quien se encontraba en una situación totalmente exasperante.

- Nani pon agua a hervir y Ai, trae toallas limpias - ordeno Nana, para proceder a ayudar a Kokoro.

Las recién nombradas corrieron a sus tareas, mientras Nana cogía a Kokoro con mucho cuidado por la cintura y la ayudaba a ponerse de pie. Con extrema delicadeza ambas caminaron hasta la casa. Como pudo Kokoro se sentó en el sofá, siendo observada por Hideki desde lejos.

- El agua esta lista - avisa Nani.

- ¡AH! - exclama Kokoro, comenzando a sudar de la nada.

El sonido de la puerta alerto a todos los presentes de que alguien había legado pero nadie miro para ver quién era.

- ¡KOKORO-SAN! -grita Mitsuru con susto, acercándose hasta Ai, que veía como su madre se quejaba.

- Vas a recibir al bebé, ten - sentencia Nana en dirección a Mitsuru, entregándole una de las toallas que había traído Ai.

Las respiraciones irregulares de Kokoro lograron hacer que Mitsuru no se negara, el hombre estaba asustado, pero no iba a negarse a ayudar a su esposa que ya estaba en trabajo de parto.

- Ai, llévate a Hideki a su cuarto - pide Nani.

Ai no respondió, pero si cumplió la orden de la mujer.

- Ya sabes cómo es esto, controla tus respiraciones y cuando te diga vas a pujar - dice Nana con seriedad.

Kokoro solo asintió.

Pasaron unos segundos para que Kokoro lograra controlar sus respiraciones y de vez en cuando soltaba un quejido que los alertaba de que el bebé si o si nacería ahí.

- A la cuenta de tres vas a pujar lo más que puedas - susurra Nana con cariño.

Mitsuru observaba como ambas mujeres se comunicaban, para él era algo nuevo el estar en un parto, ya que cuando sus otros hijos habían nacido Kokoro había dado a luz en el hospital de Nido.

- Uno... - susurra Nana, enfocándose en la respiración de Kokoro - Dos... - vuelve a susurrar - ¡Tres! -

- ¡UHHHH! - gruño Kokoro, poniendo todas sus fuerzas en ese gruñido.

Ella podía sentir como el bebé se movía dentro de ella, no era la primera vez que daba a luz, pero si tenía temor porque algo le sucediera a su hijo por no estar en el hospital.

- ¡Otra vez! - exclama Nana, cerciorándose de que el bebé se viera desde donde ella estaba ubicada - ¡Tres! - vuelve a gritar.

Media hora más tarde los últimos intentos de Kokoro eran llevados a cabo, teniendo como resultado el llanto del bebé, que fue recibido por su padre quien con demasiado cuidado le limpio el rostro cubierto de sangre. Con el rostro inundado en lágrimas Mitsuru arropó a su tercer hijo y rápidamente se lo posicionó en los brazos a su esposa, que dejaba ver el cansancio en su rostro, aunque la sonrisa que Kokoro tenía en el rostro daba a entender que no le importaba el sufrir para traer a sus hijos al mundo.

- Ya estás aquí - susurra Kokoro cuando su bebé se acomoda sobre su pecho.

- uhm... - se queja el bebé, para quedarse tranquilo en el regazo de su madre.

El ambiente era cálido y todos los presentes observaban al pequeño bulto de cabellos castaños, incluso Ai e Hideki que estaban de pie en la entrada de la habitación del menor, tenían enfocados sus ojos en su nuevo hermanito.

- Felicidades, es una niña - dice Nana, viendo con ternura a la pareja y al nuevo bebé.

Ambos hermanos se miraron con felicidad al saber que tenían una nueva hermana y sin avisar a nadie se acercaron hasta sus padres, con la única intención de conocer al nuevo integrante de su familia.

- Tus hermanos vienen a conocerte... - susurra Kokoro al ver a sus dos hijos acercarse hacia ella.

Hideki dejaba ver la sorpresa en su rostro, mientras que Ai tenía una sonrisa enorme. Cuando estuvieron a unos centímetros de su madre, ambos miraron a Mitsuru; pidiendo permiso para ver a la nueva bebé.

- uhm... - se vuelve a quejar la pequeña, asustando un poco a Hideki.

- ¿Así eda yo? - pregunta Hideki con curiosidad.

- Así de pequeños fueron los dos - responde Mitsuru con tranquilidad.

Ai seguía en silencio y solo siguió sus instintos, con delicadeza alzo su mano para acariciar la diminuta mano de la bebé. Su mirada viajo rápidamente hasta Hideki y él le regalo una sonrisa, al parecer ambos hermanos entendieron sus pensamientos.

- ¡Bienvenida Mirai! -

- ¡Bienvenida Midai! -

Gritaron ambos rubios al mismo tiempo, asustando a todos los presentes, incluida la bebé.

- ¡BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! - fue la respuesta que

You are reading the story above: TeenFic.Net