Los días estaban pasando sin más, no tenía manera de hablar con Todoroki porque me ignoraba los mensajes y ahora en el tren no nos cruzamos.

Otra vez, ese vacío horrible que solo era llenado con mi música a tope en los auriculares, para colmo en la academia se acercaba un evento muy grande y vamos a hacer una presentación, nuestro curso va a hacer un cuadro de una chica que es abandonada en el altar... Quieren que yo sea esa chica porque transmito todo lo que ellos quieren, pero duele, duele mucho.

- ¡Te dije que nos íbamos a ver! – Dijo el chico rubio del otro día.

- Hola – Le dije, tratando de que no se note tanto la tristeza que tenía.

- ¿Te gustaría que salgamos? – Soltó de repente – Conozco una cafetería por acá cerca, podemos ir... Si queres.

- Claro. - ¿Por qué acepte? – Salgo a las 3

- Igual yo.

Le dije que iba a la academia de danza que está a 5 cuadras y ambos nos encontraríamos a las 3 allí.