10. Desayunar payaso

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Creo que mi alma ha vivido miles de vidas, que ha amado a miles de otras almas y que ha sufrido por otras tantas. Por eso no creo que esta sea la peor, tampoco la mejor, simplemente es la que me ha tocado vivir. No creo que esta sea especial, simplemente es una más de tantas, una más de las miles que ha vivido y de las millones que vivirá, como yo en el mundo, no soy especial, simplemente una más

Pero hay momentos...Hay momentos que me hacen sentir que esta, la que me ha tocado vivir a mi, sí que es especial. Mi primer beso, mi primvera vez, la primera vez que leí un poema de Lorca, la primera vez que me di cuenta de que la Luna era mi centinela personal...Hay ese tipo de momentos que me hacen pensar que sí, que soy especial, que este corazón roto me ha aportado más que inspiración para escribir poemas cutres en las notas de mi móvil, más que dolor. 

Hay momentos que se me antojan inolvidables hasta en vidsa futuras, que tengo la certeza de que aunque mi alma viaje miles de kilómetros cuando muera, seguirá recordando con nostalgia y cariño y que se guardará en un huequito como tantos otros de otras tantas vidas que la hicieron formarse como es ahora que yo la tengo. 

Y hay momentos que me hacen pensar que soy insignificante, porque mi vida es un cúmulo de dolor, tristeza, y soledad que no se merecer recordado. Porque soy una poeta pero no escribo buenos poemas, porque soy una artiste sin inspiración más allá del dolor. Estoy tan vacía y tan llena de oscuridad que a vecs siento que soy una contradicción en sí misma. Estos momentos son la mayoría de momentos porque-

-Te oígo pensar desde aquí- Escuché su voz. Rasposa, aguda, espacial y especial. Chiara había mantenido silencio hasta ese momento aquel día. Había estado todas las clases con la mirada perdida, jugando con el boligrafo de su mano. Era visible el momento en el que su mente, perdida en ese gran mundo interior que tenía, viajaba de un lado a otro dando saltos y volteretas. Por eso me sorprendió que saltara justo en aquel momento- ¿Qué te tiene tan pensativa?

Dudé. Con ella siempre dudaba. Nunca sabía por dónde iba a salir. Era impredecible para mi. Me entraba el miedo, la ansiedad, los nervios. Porque sentía que Chiara era demasiado y yo era demasiado poco

-Nada

-Mientes fatal, Violetita- Se burló ella con una sonrisa vacilona 

-No se te escapa nada ¿eh?

Su cabeza giró de un lado, negando con ímpetu- Nada de nada, Violetita, así que ahora- Pasó su dedo por mi ceño, que estaba fruncido, haciendo que las arrugas de mi frente se desvaneciesen- Cuéntame. ¿Qué te tiene tan pensativa?

Me mordí el labio dudando de nuevo. ¿Debía contárselo? ¿Debería hablar con ella? Sabía que ella me entendería, porque nadie entiende mejor un corazón roto que otro corazón roto, pero no estaba segura de querer que ella supiera que mis pensamientos eran tan abstractos y profundos  e intesos hasta en horas de clase, porque no quería que ella supiera que en cualquier momento esos pensamientos negativos me inundaban la mente de forma que nada más podía adentrarse en ella. Nada más que su voz, que había interrumpido la retahíla de pensamientos que me carcomían la cabeza

Suspiré, rindiendome a su mirada curiosa pero cariñosa que me incitaba a desahogarme con ella, mientras deberíamos estar haciendo los deberes que había manadado el profesor 

-¿No te da la sensación de que...A veces...Tu vida es demasiado mediocre como para ser recordada?- Hablé, sin terminar de definir del todo a lo que me refería, porque ni yo misma lo sabía

Chiara me miró con algo de confusión, como sin entender el motivo de aquella pregunta- No te entiendo

-A ver...Como que tu alma ha vivido muchas vidas mucho más interesantes que la tuya y que sientes que no vas a aportar nada nuevo ni nada interesante porque tu vida es...eso, mediocre- Expliqué como pude 

Chiara se quedó en silencio unos segundos, supongo que replanteandose mis palabras a la vez que buscaba una respuesta coherente, porque entiendo que no estaba preparada para algo tan intenso, a veces me paso de intensa

-Bueno, no soy mucho de pensar en eso, la verdad, me limito a vivir mi vida como me apetece. Hago lo que quiero cuando quiero, creo en ese sentido soy muy lanzada y transparente. A veces pienso que me paso de vivir el presente porque acabo metida en líos que ni yo entiendo- Soltó una pequeña carcajada y yo la acompañé- Pero creo que lo importante al final del día no es ser recordado en el futuro, sino que cuando seas mayor puedas recordar tu vida y estar satisfacida

-¿Satisfacida?- Pregunté intentando aguantarme la risa

Alzó una ceja confundida- ¿Sí?

No pude seguir aguantandome y solté una carcajada- Es satisfecha, Chiara-Corregí y ella se echó a reír conmigo, con las mejillas un poco rojas pero sonriendo con libertad

-Pues eso, satisfecha- Se corrigió, y me miró con los ojos brillantes- Con lo que has hecho. A lo que voy es que, aunque puedas tener regrets, lo importante esque estés feliz con la mayor parte de lo que hayas hecho- Terminó de contar- Al menos esa es mi opinión

Sonreí por inercia, porque sus palabras, aunque a veces carecían de sentido o se equivocaba y mezclaba español, inglés y catalán, tenían sentido y me hacían ver, que ciertamente, tenía algo de razón. Su voz me relajaba con la suavidad de los reflejos de la luz del sol en el mar, apartaba la maraña de pensamientos y la convertía en un hilo fino y facil de recoger y reordenar. Todo era fácil con Chiara, incluso olvidar lo que me parecía inolvidable

-Creo que tienes razón, tengo que dejar de comerme tanto la cabeza- Suspiré y jugué con el anillo de mi dedo corazón

-Yo también me como mucho la cabeza, no te rayes- Me tranquilizó- Pero hay momentos y momentos, y hoy no es día de comerse la cabeza

-¿Y eso quién lo dice?- Pregunté con diversión

-Yo, obviously- Siguió ella con una sonrisa arrogante- You must obey Newcastle's royalty- Dijo con aires de sociedad fingidos y jugó con su pelo. Volví a estallar en carcajadas suaves, como siempre que hablaba con ella. Es increible la capacidad que tiene Chiara de hacerme sentir, desde una tranquilidad infinita, pasando por un sentimiento de ser cuidada, hasta hacerme llorar de la risa. Ella es tanto que me hace sentir mucho con muy poco

-¿Has desayunado payaso o qué?- La vacilé

Se encogió de hombros con una sonrisa satisfecha- Claro, lo hago todos los días por si acaso me encuentro a una chica con los ojos más bonitos del mundo al borde del colapso mental en medio de una clase de historia del arte y necesito acudir a él para sacarla del bucle- Comentó como si no quiere la cosa

-Pues igual esa chica te agradece mucho que la hayas sacado del bucle- Le seguí la broma con una sonrisa sincera, de esas que hacen que salga mi hoyuelo

Chiara miró mi mejilla con atención antes de vovler a centrarse en mis ojos y guiñar uno de los suyos, que hizo que se me subiera un poco de calor a las mejillas- Pues me alegro por esa chica, espero que lo aprecie porque no me tragaría un payaso por cualquiera

-Lo aprecia, créeme- Afirmé con seguridad y nuestra conversación de indirectas muy directas se vio interrumpida por el timbre que marcaba el final de la jornada escolar del día

-Bueno, espero que si mañana vuelvo a desayunar payaso no tenga que acudir a él, ya me entiendes- Se despidió con otra guiño por el que tuve que tragar saliva y se marchó, dejándome observando su espalda mientras guardaba mis cosas 




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